David es un hombre feliz. Lleva la vida que siempre quiso. Tiene una familia a la que adora y un buen trabajo. Hasta que es despedido y vuelve a su casa a media mañana. Está tratando de encajar la repentina noticia cuando escucha unos ruidos dentro del domicilio, vacío en teoría. Busca el origen, preparado para todo, excepto para encontrar a su hija adolescente llorando semidesnuda frente al ordenador. Está siendo víctima de cyberbullying.
El inspector de policía Carmelo Sáenz y la experta en delitos informáticos Carmen Montero deben encontrar al escurridizo depredador, un aficionado a la informática que en su rol secreto se dedica a satisfacer sus fantasías de dominación valiéndose de Internet, de las redes sociales y de la candidez de sus jóvenes víctimas. El tiempo es un factor clave: el acosador se encuentra a punto de dar caza a una nueva presa.
En La Red del Mal, Internet se muestra como un mundo paralelo al real en el que nada es lo que parece; un lugar de mentiras en el que la inocencia es peligrosa; un espacio global, amable en apariencia, pero con una cara desconocida y oscura.
Nuevo tablero. Nuevas reglas.
El inspector de policía Carmelo Sáenz y la experta en delitos informáticos Carmen Montero deben encontrar al escurridizo depredador, un aficionado a la informática que en su rol secreto se dedica a satisfacer sus fantasías de dominación valiéndose de Internet, de las redes sociales y de la candidez de sus jóvenes víctimas. El tiempo es un factor clave: el acosador se encuentra a punto de dar caza a una nueva presa.
En La Red del Mal, Internet se muestra como un mundo paralelo al real en el que nada es lo que parece; un lugar de mentiras en el que la inocencia es peligrosa; un espacio global, amable en apariencia, pero con una cara desconocida y oscura.
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