Ana, una mujer de nacionalidad española, ha ingresado en un centro psiquiátrico de Dublín. Su silencio no permite saber nada sobre su vida. Emily y James, psicóloga y psiquiatra, se encuentran en una encrucijada clínica: ¿no entiende suficiente inglés y por eso no responde a lo que se le pregunta?, ¿se niega a hablar?, ¿cómo obtener información para saber cuál es su diagnóstico?, ¿qué tratamiento debe aplicársele?
Alba Ponz, psicóloga clínica, se encuentra en Dublín para realizar un curso de inglés y descansar durante unas semanas. Se pone en contacto con su amiga Emily. Esta aprovecha la oportunidad y le propone que le ayude con el caso de Ana. Alba se niega, ya que ha ido a Irlanda para desconectar de la práctica clínica y disfrutar del país. Sin embargo, la curiosidad le puede y acaba aceptando. Alba, junto a Emily, se introduce en una investigación detectivesca para saber más de esa mujer, Ana.
Al mismo tiempo, intenta por teléfono ayudar a su marido a solucionar las reivindicaciones adolescentes de su hijo. Alba se encuentra entre dos fuegos, su marido y su hijo. A lo largo de su estancia en Dublín intentará mantener conversaciones con uno y con otro que eviten el enfrentamiento entre padre e hijo.
Tal como ocurría en su anterior novela, El paciente sin rostro, Aurora Gavino nos introduce de nuevo en el mundo de la psicología clínica, describiendo de manera vívida el sufrimiento de las personas que necesitan ayuda psicológica. La autora nos lleva magistralmente de la mano tanto al interior de la mente de los pacientes, como también a lo largo del proceso mediante el que psicólogos y psiquiatras recaban información y toman sus decisiones clínicas.
Por último, la novela nosintroduce también en el difícil mundo de la relación entre padres e hijos adolescentes.
Alba Ponz, psicóloga clínica, se encuentra en Dublín para realizar un curso de inglés y descansar durante unas semanas. Se pone en contacto con su amiga Emily. Esta aprovecha la oportunidad y le propone que le ayude con el caso de Ana. Alba se niega, ya que ha ido a Irlanda para desconectar de la práctica clínica y disfrutar del país. Sin embargo, la curiosidad le puede y acaba aceptando. Alba, junto a Emily, se introduce en una investigación detectivesca para saber más de esa mujer, Ana.
Al mismo tiempo, intenta por teléfono ayudar a su marido a solucionar las reivindicaciones adolescentes de su hijo. Alba se encuentra entre dos fuegos, su marido y su hijo. A lo largo de su estancia en Dublín intentará mantener conversaciones con uno y con otro que eviten el enfrentamiento entre padre e hijo.
Tal como ocurría en su anterior novela, El paciente sin rostro, Aurora Gavino nos introduce de nuevo en el mundo de la psicología clínica, describiendo de manera vívida el sufrimiento de las personas que necesitan ayuda psicológica. La autora nos lleva magistralmente de la mano tanto al interior de la mente de los pacientes, como también a lo largo del proceso mediante el que psicólogos y psiquiatras recaban información y toman sus decisiones clínicas.
Por último, la novela nosintroduce también en el difícil mundo de la relación entre padres e hijos adolescentes.