-Bienvenida a la antesala, este es el confín del universo. -Dijo el Intermediario.
-Es el sitio donde se genera, distribuye y encauza toda la materia y todo el sentido del Universo.
-¿Estoy muerta? –Preguntó Laura al Intermediario.
“Escapando de los universos pulsantes es una novela dirigida a jóvenes de todas las edades que quieran disfrutar de las aventuras de Laura, la chica de Sarandí, quién durante una noche tormentosa y debido a una rotura del espacio-tiempo pulsante, se materializa en el planeta Cirrus, perseguida por los Cybors del mariscal Torpe, dictador de Cañyretá.”
-Tierra Alfa y Tierra son mundos gemelos y en ambos planetas la historia fue exactamente la misma hasta hace aproximadamente quince años, dijo Roberto.
-¿Eso quiere decir que hay otra Laura igual que yo en tu planeta?
“En la “Fortaleza”, refugio de los patriotas de Cañyretá, Laura y su amigo Roberto, también tragado por una rotura espacio-tiempo pulsante, ayudan a su nuevo amigo, Baltazar, líder de la resistencia, a luchar contra el tirano “Torpe”.”
Laura nació con un “don”. Una habilidad que le resultará de suma utilidad para salir airosa de sus aventuras por los rincones más inhóspitos del Universo.
Un rayo de color ámbar hizo impacto en la camioneta agresora, El auto tuvo una imperceptible vibración, e inmediatamente se pulverizó delante de los atónitos ojos de la joven Laura.
El joven alto y atlético que guardaba en su cartuchera la pistola que había utilizado para derribar al gigante se acercó a ellos parsimoniosamente.
Laura instintivamente levantó su arma y le apuntó.
-Hey, señorita Lau, aquí, abajo.
Lau bajó la cabeza y vio al conserje.
No era una criatura que hubiese visto alguna vez. No era humano, por supuesto, tampoco parecía ser un animal, aunque no estaba muy segura.
“Waco, el simpático “extraterrestre”, si así lo podemos llamar en este mundo lleno de seres provenientes de las más remotas galaxias, se hizo íntimo de Lau. Él la inició en el arte de volar en “YOBACKS” y la ayudó en su lucha contra los malvados doctores Gunter y Gueder.”
La nave guerra intergaláctica tocó el suelo del planeta verde sin mucha elegancia.
Los tripulantes de las motos pertenecían a esa clase de tipejos que pululaban las galaxias a bordo de sus reliquias andantes. La mayoría eran hombres, algunos humanos, otros humanoides y dos o tres de alguna especie que parecían estar emparentados con alguna raza de las que en la tierra se denominan insectos.
Sus largos brazos escamosos tomaron a Laura de la cintura e intentaron levantarla del asiento de la moto.
El todopoderoso sacerdote de ojos negros desprovistos de expresión miró fijamente a la víctima, y sin previo aviso, bajó veloz hacia ella el filo de la muerte.
El graznido de los bichos paralizó a los aborígenes, pues sabían de qué se trataba; los enormes pájaros los cazaban con extrema facilidad.
Laura, Roberto y sus amigos bailaban despreocupados en lo alto de la montaña, en la noche tibia del planeta Cyrrus, sin imaginar los fatídicos acontecimientos que les deparaba el destino.
El profesor Romildo le prometió a Laura que en algún momento no muy lejano la volvería a depositar en su mundo de origen.
El experimento salió mal, dentro de la cabina, Roon, mezclado a su asiento, se derretía como una vela.
Laura giró con la velocidad del rayo y quedó frente a Ryan, que no se daba cuenta que le estaba por ocurrir algo muy feo.
-Laura, ¿me estás hablando?-dijo en voz casi inaudible Roberto.
-Sí, te estoy hablando, pero con el pensamiento.
-Miren, miren, estamos volando. -Gritó Pablín señalando con el dedo un cartel luminoso gigante de una gaseosa que el taxi parecía que se llevaría por delante.
Roony se acercó para rematarla con tranquilidad. Laura miró la cara inexpresiva del Cyborg sabiendo que la suerte estaba echada.
En Casablanca, un hombre de esmoquin blanco observaba la calle fumando un cigarrillo desde un oscuro balcón del primer piso del establecimien