Cuando los jueces se equivocan, o la policía mete la pata, la justicia es insultada. Hay que considerar que ley y justicia no es lo mismo, y, en ocasiones, ni siquiera tienen relación entre sí. Por esta simple razón, hay muchos inocentes en prisión, así como culpables en libertad.
Cuando la ley es injusta, o los que la aplican yerran, ¿quién juzga a los juzgadores? Porque ellos no perdonan descuidos, y de nada sirven disculpas. En cambio, cuando el gobierno falla, basta con decir: “lo siento”, y dar una palmada en la espalda a quien han condenado improcedentemente.
En esta novela, se describe una hipótesis: ¿y si los jueces fuesen juzgados? ¿Y si los que usaron incorrectamente la ley, sufrieran un castigo, por su ineptitud? ¿No sería justo? Por supuesto que no legal, ya que las leyes las hacen ellos, los que dicen quién es culpable o no. Y, cuando las hacen, se olvidan de mencionar a los que las usan a su antojo, con la certeza que “a ellos” no les pasará nada. Aquí sí les pasa, y mucho. Claro que es una novela de ficción.
El autor
Cuando la ley es injusta, o los que la aplican yerran, ¿quién juzga a los juzgadores? Porque ellos no perdonan descuidos, y de nada sirven disculpas. En cambio, cuando el gobierno falla, basta con decir: “lo siento”, y dar una palmada en la espalda a quien han condenado improcedentemente.
En esta novela, se describe una hipótesis: ¿y si los jueces fuesen juzgados? ¿Y si los que usaron incorrectamente la ley, sufrieran un castigo, por su ineptitud? ¿No sería justo? Por supuesto que no legal, ya que las leyes las hacen ellos, los que dicen quién es culpable o no. Y, cuando las hacen, se olvidan de mencionar a los que las usan a su antojo, con la certeza que “a ellos” no les pasará nada. Aquí sí les pasa, y mucho. Claro que es una novela de ficción.
El autor