“Los seres humanos nacimos con la intención de vivir. Es por eso que todos tememos a la muerte. Pero, por una paradoja, desde el instante que nacemos, estamos condenados a conocerla. Sin embargo, por uno de esos ignotos misterios que vagan en nuestro planeta, hay quien desea la muerte... pero no tiene vida alguna para empezarla.”
Este es el último párrafo, de unas estrofas que comenzaron a verse grabadas sobre una escultura que, aparentemente, había sido esculpida muchos siglos atrás...
Nunca alguien pudo decir en que sitio se esculpió, ni el nombre del escultor. Y además, tampoco nadie pudo concatenarla con la leyenda, la historia y el horror, que dejó trás su paso en una estela inimaginable.
En el planeta que habitamos, existen decenas de religiones. Todas, creen en un Dios el cual denominan de distintas formas. No importa, Dios es solo uno. Pero aparejado a ésto, y como también todo es dual, habita un poder a la inversa que creó la maldad. Nosotros, y para mencionar uno de sus nombres, le llamamos el Maligno. Esta historia, los nombres que se conocerán, y algunos más, están relacionados a esos dos poderes.
Este es el último párrafo, de unas estrofas que comenzaron a verse grabadas sobre una escultura que, aparentemente, había sido esculpida muchos siglos atrás...
Nunca alguien pudo decir en que sitio se esculpió, ni el nombre del escultor. Y además, tampoco nadie pudo concatenarla con la leyenda, la historia y el horror, que dejó trás su paso en una estela inimaginable.
En el planeta que habitamos, existen decenas de religiones. Todas, creen en un Dios el cual denominan de distintas formas. No importa, Dios es solo uno. Pero aparejado a ésto, y como también todo es dual, habita un poder a la inversa que creó la maldad. Nosotros, y para mencionar uno de sus nombres, le llamamos el Maligno. Esta historia, los nombres que se conocerán, y algunos más, están relacionados a esos dos poderes.