Mi nombre es Penélope Bartlett Campoamor, soy una crítica literaria impresionista, es decir, mi única intención es mostrar al lector las impresiones que tengo durante la lectura de una novela. Suelo despedazar los bodrios esperpénticos que han escrito esos juntaletras mediocres, que tienen ínfulas de escritores, y que pululan por España y Latinoamérica. Yo creo que uno de esos juntaletras, o tal vez uno de sus fanáticos lobotomizados, está detrás de esas trastadas que un intruso ha perpetrado dentro de mi apartamento. ¡Me cambia de sitios todos mis objetos, lo cual me desquicia sobremanera, porque yo padezco una amnesia muy profunda!
Mucho me temo que ese intruso perpetrará trastadas más gordas, tal vez robarme mis confesiones diarias, sin las cuales no puedo vivir, pues son mi identidad postiza, toda vez que no recuerdo nada, a causa de esta amnesia galopante que padezco desde que tuve un accidente hace una década.
Estoy preparando unas conferencias magistrales sobre la obra de William Shakespeare, mi escritor preferido, el mejor escritor de todos los tiempos, con diferencia. ¡No tolero que se iguale a Cervantes con Shakespeare, toda vez que una frase del Bardo inglés tiene más valor literario que todo cuanto escribió el Manco de Lepanto! Estoy tan ensimismada en su obra, que se me aparecen alucinaciones shakesperianas. ¡Y qué alucinaciones! En la terraza de una cafetería a la que suelo acudir, me han abordado Hamlet, Lady Macbeth, Yago, los cuales han recitado ante mí monólogos inéditos. Son alucinaciones que me aterran tanto como me seducen, que me perturban tanto como me fascinan. !Muchos críticos literarios darían la mitad de su vida, en aras de que se les apareciera una alucinación shakesperiana!
Tal vez esté loca, o quizás alguien está tratando de enloquecerme... ¡Pero la pregunta es quién y por qué!
Mucho me temo que ese intruso perpetrará trastadas más gordas, tal vez robarme mis confesiones diarias, sin las cuales no puedo vivir, pues son mi identidad postiza, toda vez que no recuerdo nada, a causa de esta amnesia galopante que padezco desde que tuve un accidente hace una década.
Estoy preparando unas conferencias magistrales sobre la obra de William Shakespeare, mi escritor preferido, el mejor escritor de todos los tiempos, con diferencia. ¡No tolero que se iguale a Cervantes con Shakespeare, toda vez que una frase del Bardo inglés tiene más valor literario que todo cuanto escribió el Manco de Lepanto! Estoy tan ensimismada en su obra, que se me aparecen alucinaciones shakesperianas. ¡Y qué alucinaciones! En la terraza de una cafetería a la que suelo acudir, me han abordado Hamlet, Lady Macbeth, Yago, los cuales han recitado ante mí monólogos inéditos. Son alucinaciones que me aterran tanto como me seducen, que me perturban tanto como me fascinan. !Muchos críticos literarios darían la mitad de su vida, en aras de que se les apareciera una alucinación shakesperiana!
Tal vez esté loca, o quizás alguien está tratando de enloquecerme... ¡Pero la pregunta es quién y por qué!
