Es el quinto libro que mi tiempo de jubilado me permite escribir y publicar aunque sea privadamente. Como advierto en su prólogo, este trabajo es una recopilación de artículos, inducido por la injusta crisis que padecemos. Los cuatro anteriores, Moral, Ética, Religión, Freud y el Psicoanálisis (2013), Teoría y praxis de la Psicoterapia existencias. L. Martín Santos (2014) y La Religión. La Crítica de Ludwig Feuerbach (2014), Breviario de economía para adultos (2015) esperan que alguna Editorial, recuperada de la crisis, se atreva a publicarlos. No lo hago por interés económico. Sólo por distraerme y, quizá, para satisfacer mi vocación de docente que, otros tiempos convulsos, no me permitieron realizar como hubiera deseado.
Realicé en Sevilla dos cursos de Teología antes de licenciarme en Filosofía por la Universidad de Comillas y la Complutense madrileña. Inicié Psicología, cuando todavía esta rama del saber no se había emancipado de la facultad de Filosofía, y, posteriormente, Derecho en la UNED, sin lograr terminar ninguna de las dos “disciplinas”… El aburrimiento con el que se impartían sus enseñanzas superaba mis inquietudes por el saber desinteresado, y por el tiempo que requería mis deberes paternos por ganarme la vida, además del que dedicaba al compromiso político. En aquellos agonizantes años de la Dictadura, los métodos pedagógicos y la libertad de cátedra estaban enormemente controlados por la burocracia franquista o por la influencia de la Iglesia, quedando poco margen para ejercer la enseñanza, según mis ideales pedagógicos. Me tuve que dedicar, pues, como otros colegas, en mi caso, a la vida comercial… Y, lo peor es que, desde entonces, veo que poco han cambiado las cosas… Pero ya sólo me queda tiempo de mirar al futuro e intentar, con este esfuerzo intelectual, retrasar el Alzheimer…
Gracias
Realicé en Sevilla dos cursos de Teología antes de licenciarme en Filosofía por la Universidad de Comillas y la Complutense madrileña. Inicié Psicología, cuando todavía esta rama del saber no se había emancipado de la facultad de Filosofía, y, posteriormente, Derecho en la UNED, sin lograr terminar ninguna de las dos “disciplinas”… El aburrimiento con el que se impartían sus enseñanzas superaba mis inquietudes por el saber desinteresado, y por el tiempo que requería mis deberes paternos por ganarme la vida, además del que dedicaba al compromiso político. En aquellos agonizantes años de la Dictadura, los métodos pedagógicos y la libertad de cátedra estaban enormemente controlados por la burocracia franquista o por la influencia de la Iglesia, quedando poco margen para ejercer la enseñanza, según mis ideales pedagógicos. Me tuve que dedicar, pues, como otros colegas, en mi caso, a la vida comercial… Y, lo peor es que, desde entonces, veo que poco han cambiado las cosas… Pero ya sólo me queda tiempo de mirar al futuro e intentar, con este esfuerzo intelectual, retrasar el Alzheimer…
Gracias