Las compuertas que contienen las caudalosas aguas de la anarquía se están resquebrajando. Los liberales aligerarían la presión desviando parte de la corriente; los conservadores apuntalarían diques; los totalitarios construirían una presa todavía más resistente. ¿Pero es la anarquía una fuerza destructiva? La ausencia de gobierno puede alarmar al autoritario, pero ¿es realmente un pueblo liberado su propio peor enemigo? o ¿son el verdadero enemigo de la humanidad –como postulan los anarquistas– los medios por los que se le gobierna? Sin gobierno el mundo podría conseguir acabar con la explotación y la guerra. La anarquía no debería confundirse con un gobierno débil, dividido o múltiple. Solo con la total abolición del gobierno puede la sociedad desarrollarse en libertad. Estos son los argumentos presentados por los revolucionarios Christie y Meltzer.
“Quien quiera conocer qué es el anarquismo en el mundo contemporáneo hará bien en empezar por leer ANARQUISMO Y LUCHA DE CLASES. (...) Nos obliga a replantear nuestra mirada hacia ciertos problemas morales y políticos que otras doctrinas más sofisticadas eluden” The Sunday Times
“Lúcida exposición de teoría revolucionaria anarquista” Peace News
Stuart Christie nació en Glasgow en 1946. Ha sido aprendiz de mecánico-dentista, metalúrgico, carretillero, impresor, técnico del gas, librero, editor, escritor, labriego y mariscador de langostas ocasional. Socialista a los quince años, afiliándose al Labour Party Young Socialists, rápidamente se encaminó hacia el anarquismo. Cumplió tres años de cárcel de una sentencia por “bandidaje y terrorismo” de veinte impuesta por un consejo de guerra franquista por posesión de explosivos –que habrían servido para atentar contra el dictador fascista Francisco Franco. Más tarde sería encarcelado durante dieciocho meses a la espera de juicio hasta ser finalmente absuelto en el proceso de la Angry Brigade, desarrollado en el juzgado número 1 del Old Bailey –el tribunal penal central de Londres– en uno de los juicios más largos de la historia legal británica. Es el autor de la trilogía compuesta por Granny Made Me An Anarchist, Franco me hizo terrorista y Edward Heath Made Me Angry!.
Albert Meltzer (1920-1996) nació en Londres. Comprometido con el anarquismo desde los quince años, participó en múltiples huelgas y en el movimiento asambleario obrero. Fue boxeador amateur, librero e impresor, así como el autor de innumerables libros, opúsculos y artículos sobre el anarquismo. Su autobiografía I Couldn't Paint Golden Angels se publicó poco antes de su muerte en 1996.
Junto a Miguel García García (autor de Prisionero de Franco –el relato de sus veinte años de cárcel en las prisiones franquistas), fue inquieto protagonista del movimiento anarquista internacional, y en 1968 ambos ayudaron dar nuevo empuje a la Cruz Negra Anarquista, una organización de apoyo a los presos políticos.
Escasean los libros sobre el tema del anarquismo en relación a la lucha de clases. Y sin embargo, y con pocas excepciones, todo ser humano debe luchar por su supervivencia y su dignidad desde su primer aliento –o alguien debe hacerlo por él. Incluso las minorías afortunadas se ven afectadas por la situación que sufren las masas desposeídas, debiendo vivir dentro de duras pieles y detrás de altos muros, que les son necesarios para salvaguardar sus privilegios. Desde que se escribió este libro, esas pieles pueden haber aumentado o no su dureza, sus muros haberse alzado más altos o no. Lo que es de cualquier modo cierto es que la distancia entre ricos y pobres se ha agrandado ostensiblemente en todo el mundo. Si el terreno perdido debe ser algún día recuperado, será solo cuando los pobres, los desposeídos, los marginados, contraataquen mediante su lucha. Este libro es –así lo esperamos– parte de esa lucha.
“Quien quiera conocer qué es el anarquismo en el mundo contemporáneo hará bien en empezar por leer ANARQUISMO Y LUCHA DE CLASES. (...) Nos obliga a replantear nuestra mirada hacia ciertos problemas morales y políticos que otras doctrinas más sofisticadas eluden” The Sunday Times
“Lúcida exposición de teoría revolucionaria anarquista” Peace News
Stuart Christie nació en Glasgow en 1946. Ha sido aprendiz de mecánico-dentista, metalúrgico, carretillero, impresor, técnico del gas, librero, editor, escritor, labriego y mariscador de langostas ocasional. Socialista a los quince años, afiliándose al Labour Party Young Socialists, rápidamente se encaminó hacia el anarquismo. Cumplió tres años de cárcel de una sentencia por “bandidaje y terrorismo” de veinte impuesta por un consejo de guerra franquista por posesión de explosivos –que habrían servido para atentar contra el dictador fascista Francisco Franco. Más tarde sería encarcelado durante dieciocho meses a la espera de juicio hasta ser finalmente absuelto en el proceso de la Angry Brigade, desarrollado en el juzgado número 1 del Old Bailey –el tribunal penal central de Londres– en uno de los juicios más largos de la historia legal británica. Es el autor de la trilogía compuesta por Granny Made Me An Anarchist, Franco me hizo terrorista y Edward Heath Made Me Angry!.
Albert Meltzer (1920-1996) nació en Londres. Comprometido con el anarquismo desde los quince años, participó en múltiples huelgas y en el movimiento asambleario obrero. Fue boxeador amateur, librero e impresor, así como el autor de innumerables libros, opúsculos y artículos sobre el anarquismo. Su autobiografía I Couldn't Paint Golden Angels se publicó poco antes de su muerte en 1996.
Junto a Miguel García García (autor de Prisionero de Franco –el relato de sus veinte años de cárcel en las prisiones franquistas), fue inquieto protagonista del movimiento anarquista internacional, y en 1968 ambos ayudaron dar nuevo empuje a la Cruz Negra Anarquista, una organización de apoyo a los presos políticos.
Escasean los libros sobre el tema del anarquismo en relación a la lucha de clases. Y sin embargo, y con pocas excepciones, todo ser humano debe luchar por su supervivencia y su dignidad desde su primer aliento –o alguien debe hacerlo por él. Incluso las minorías afortunadas se ven afectadas por la situación que sufren las masas desposeídas, debiendo vivir dentro de duras pieles y detrás de altos muros, que les son necesarios para salvaguardar sus privilegios. Desde que se escribió este libro, esas pieles pueden haber aumentado o no su dureza, sus muros haberse alzado más altos o no. Lo que es de cualquier modo cierto es que la distancia entre ricos y pobres se ha agrandado ostensiblemente en todo el mundo. Si el terreno perdido debe ser algún día recuperado, será solo cuando los pobres, los desposeídos, los marginados, contraataquen mediante su lucha. Este libro es –así lo esperamos– parte de esa lucha.