Teresa de Lisieux – una joven carmelita muerta a los 24 años – fue proclamada primero santa en 1925 («la santa más grande de los tiempos modernos», dijo San Pío X), luego patrona de todas las misiones católicas en 1927, y después doctora de la Iglesia en 1997.
Es más, Teresa le añade a esta trayectoria una dulce primacía, al reconocer oficialmente la Iglesia la santidad de sus padres, Celia Guérin y Luis Martin. Es así como sus tres Retratos pasan a ser Retrato único de una familia santa: leyéndolos juntos, resultará más fácil observar cómo la santidad es toda gracia de Dios, pero también es un don que podemos intercambiarnos mutuamente.
Esta publicación puede recordar a todos los cristianos que Jesús, su Maestro y Señor, no les llama solo a la santidad individual, sino también a una santidad familiar. Algo que el mundo de hoy necesita acuciantemente.
Es más, Teresa le añade a esta trayectoria una dulce primacía, al reconocer oficialmente la Iglesia la santidad de sus padres, Celia Guérin y Luis Martin. Es así como sus tres Retratos pasan a ser Retrato único de una familia santa: leyéndolos juntos, resultará más fácil observar cómo la santidad es toda gracia de Dios, pero también es un don que podemos intercambiarnos mutuamente.
Esta publicación puede recordar a todos los cristianos que Jesús, su Maestro y Señor, no les llama solo a la santidad individual, sino también a una santidad familiar. Algo que el mundo de hoy necesita acuciantemente.