Uno de los rasgos más peculiares de la actividad pública de Jesús fue la convocación en torno a sí de un pequeño grupo de discípulos que le seguían a todas partes. Los maestros judíos y los filósofos griegos de la época tenían también sus discípulos, pero no les exigían un seguimiento como el que Jesús pidió al círculo más cercano de sus discípulos.
La experiencia discipular fue determinante en el grupo de Jesús, y por eso encontramos en los evangelios tantas enseñanzas relativas al proceso que debían seguir los que entraban en ella.
Este proceso comenzaba con una invitación de Jesús a “ir detrás de él”, lo cual suponía en muchos casos renunciar a las relaciones que hasta entonces habían configurado el entorno vital de aquellos a quienes llamaba. Pero esta llamada no era una finalidad en sí misma, sino que proponía el paso a una nueva forma de vida, que se caracterizaba por el seguimiento cercano de Jesús, un seguimiento que implicaba compartir su estilo de vida. Sin embargo, tampoco esta forma de vida discipular era la meta última de la llamada, pues el aprendizaje junto a Jesús tenía como última finalidad el envío de aquellos discípulos para anunciar, con obras y palabras, que el Reinado de Dios había comenzado a llegar.
Vocación, discipulado y misión constituyen así tres momentos íntimamente relacionados de la propuesta vocacional de Jesús. Estos tres momentos describen un verdadero proceso ritual, en el que el estatus de los que fueron llamados por Jesús y aceptaron su invitación quedó radicalmente transformado; gracias a él, los pescadores galileos se convirtieron en heraldos autorizados del Reinado de Dios.
El lugar que ocupa el discipulado en el ministerio de Jesús ha hecho de aquella experiencia un referente obligado para los cristianos de todos los tiempos. Por eso, en cada época los seguidores de Jesús vuelven su mirada hacia aquella vivencia esperando encontrar en ella un modelo y un estímulo para su propio proceso discipular.
Este libro trata de rastrear en los textos evangélicos los principales rasgos de la primera experiencia discipular, aquella en la que hunde sus raíces la vivencia que tuvieron los seguidores de Jesús después de la pascua, y constituye el fundamento y la referencia para los discípulos de Jesús en todos los tiempos.
La experiencia discipular fue determinante en el grupo de Jesús, y por eso encontramos en los evangelios tantas enseñanzas relativas al proceso que debían seguir los que entraban en ella.
Este proceso comenzaba con una invitación de Jesús a “ir detrás de él”, lo cual suponía en muchos casos renunciar a las relaciones que hasta entonces habían configurado el entorno vital de aquellos a quienes llamaba. Pero esta llamada no era una finalidad en sí misma, sino que proponía el paso a una nueva forma de vida, que se caracterizaba por el seguimiento cercano de Jesús, un seguimiento que implicaba compartir su estilo de vida. Sin embargo, tampoco esta forma de vida discipular era la meta última de la llamada, pues el aprendizaje junto a Jesús tenía como última finalidad el envío de aquellos discípulos para anunciar, con obras y palabras, que el Reinado de Dios había comenzado a llegar.
Vocación, discipulado y misión constituyen así tres momentos íntimamente relacionados de la propuesta vocacional de Jesús. Estos tres momentos describen un verdadero proceso ritual, en el que el estatus de los que fueron llamados por Jesús y aceptaron su invitación quedó radicalmente transformado; gracias a él, los pescadores galileos se convirtieron en heraldos autorizados del Reinado de Dios.
El lugar que ocupa el discipulado en el ministerio de Jesús ha hecho de aquella experiencia un referente obligado para los cristianos de todos los tiempos. Por eso, en cada época los seguidores de Jesús vuelven su mirada hacia aquella vivencia esperando encontrar en ella un modelo y un estímulo para su propio proceso discipular.
Este libro trata de rastrear en los textos evangélicos los principales rasgos de la primera experiencia discipular, aquella en la que hunde sus raíces la vivencia que tuvieron los seguidores de Jesús después de la pascua, y constituye el fundamento y la referencia para los discípulos de Jesús en todos los tiempos.