Después de una obra dedicada a Recuperar el proyecto de Jesús, abordamos ahora un tema de importancia vital: «Anunciar hoy a Dios como buena noticia». El evangelista Marcos nos dice que Jesús recorría las aldeas de Galilea «proclamando la buena noticia de Dios». Sin duda, el relato evangélico recoge una experiencia real: en el mensaje y la actuación de Jesús, aquellos campesinos de Galilea captaban a Dios como algo nuevo y bueno. A los que vivimos en medio de una sociedad indiferente y descreída, el hecho no deja de sorprendernos. ¿Cómo pudo Jesús anunciar a Dios como buena noticia? ¿Qué tiene que suceder para que el misterio de Dios pueda ser experimentado hoy como algo nuevo y bueno? Es probablemente la pregunta clave para imprimir la dirección adecuada al acto evangelizador en la sociedad actual.
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