LA SANTA BIBLIA.
La Biblia, el libro por excelencia (del griego τα βιβλία, los libros), constituye, por sí solo, uno de los pilares de la cultura occidental, el que podemos denominar judeo-cristiano. El otro gran pilar sería el greco-latino. En el complicado equilibrio de ambos se origina, no solamente el pensamiento profundo de occidente, sino también la corteza superficial de citas y referencias mediante las cuales se materializa.
En la recopilación que lleva por título “La Biblia” se suelen incluir los llamados textos canónicos, que varían según la tradición judía o cristiana, dejando de lado los numerosos apócrifos de ambas religiones. Fueron escritos entre el año 900 a.C. y el 100 d.C. en varias lenguas: hebreo, arameo y griego. Se compone del Antiguo Testamento (Tanaj para los hebreos) y del Nuevo Testamento, que incluye los Evangelios y las cartas apostólicas. El primero narra esencialmente la historia del pueblo hebreo, mientras que el segundo se centra principalmente en la vida de Jesucristo, su enseñanza y la historia de los primeros cristianos.
La Biblia hebrea o Tanaj se halla dividida en tres secciones: los cinco libros de la Torá (Ley), escritos por Moisés, los libros proféticos, o Nevi´im, y los que suelen denominarse hagiográficos. Esencialmente fue escrita en hebreo, aunque tiene algunas partes en arameo.
Por su parte, el Nuevo Testamento contiene los cuatro Evangelios, los Hechos de los apóstoles, las Cartas a Iglesias cristianas, escritas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis de Juan.
La Biblia, el libro por excelencia (del griego τα βιβλία, los libros), constituye, por sí solo, uno de los pilares de la cultura occidental, el que podemos denominar judeo-cristiano. El otro gran pilar sería el greco-latino. En el complicado equilibrio de ambos se origina, no solamente el pensamiento profundo de occidente, sino también la corteza superficial de citas y referencias mediante las cuales se materializa.
En la recopilación que lleva por título “La Biblia” se suelen incluir los llamados textos canónicos, que varían según la tradición judía o cristiana, dejando de lado los numerosos apócrifos de ambas religiones. Fueron escritos entre el año 900 a.C. y el 100 d.C. en varias lenguas: hebreo, arameo y griego. Se compone del Antiguo Testamento (Tanaj para los hebreos) y del Nuevo Testamento, que incluye los Evangelios y las cartas apostólicas. El primero narra esencialmente la historia del pueblo hebreo, mientras que el segundo se centra principalmente en la vida de Jesucristo, su enseñanza y la historia de los primeros cristianos.
La Biblia hebrea o Tanaj se halla dividida en tres secciones: los cinco libros de la Torá (Ley), escritos por Moisés, los libros proféticos, o Nevi´im, y los que suelen denominarse hagiográficos. Esencialmente fue escrita en hebreo, aunque tiene algunas partes en arameo.
Por su parte, el Nuevo Testamento contiene los cuatro Evangelios, los Hechos de los apóstoles, las Cartas a Iglesias cristianas, escritas por Pablo y otros apóstoles, y el Apocalipsis de Juan.