Cuando un ser humano mira en su interior, descubre una sed de infinito, que nada externo le puede satisfacer. A lo largo de nuestra vida nos sentimos atraídos, aunque sea por momentos, a un contacto con nuestra interioridad, cuando meditamos en silencio algún acontecimiento que nos ha llenado de alegría; o cuando contemplamos la vida silvestre en la montaña, en la selva o en el mar; o cuando vamos a un servicio religioso, que nos ha sido muy significativo; o en fin, cuando sentimos en una palabra la fuerza arrolladora del amor. Sin embargo, no terminamos de confiar en nuestra experiencia y buscamos una respuesta externa a las preguntas que vienen de nuestro interior, sin darnos cuenta que la verdadera respuesta está adentro de nuestro corazón. El aprender a escuchar, a leer y a seguir esa respuesta es la espiritualidad. La espiritualidad es un camino con que los seres humanos nos hemos aproximado a aquello que nos sobrepasa y le hemos dado el nombre de Dios. Y lo extraordinario de ese camino, es que origina nuestro interior. En ese camino establecemos una relación de un amor personal que nunca antes habíamos conocido. Nuestra respuesta humana y espiritual, es lo que llamamos Fe y eso crea nuestra interioridad. Ese camino se expresa desde el corazón de lo más auténtico que cada persona posee, así, mientras más humanos somos, más cerca de Dios estamos. La persona humana al encontrar su ser más auténtico, expresa lo mejor de sí mismo, donde reside lo más sagrado de cada uno, "la ley inscrita en su corazón", es decir: Lo Divino de lo humano. Despertar a las personas en medio de su comunidad para que lo consigan es nuestra misión.
Benito Balam.
Benito Balam.