El encuentro diario con la Palabra a través de la lectio divina tiene pleno sentido en sí mismo y es un medio extraordinario para que cada creyente se disponga a la escucha atenta de la Palabra. Pero, además, la lectura del evangelio de la misa se orienta también a la preparación previa de la celebración de la eucaristía: es en ella donde se dan las condiciones genuinas para una auténtica meditación en clave personal, pastoral y comunitaria.
Este volumen se centra en el tiempo pascual.
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