En tantos mexicanos sigue vivo el recuerdo de aquellas apoteósicas visitas del papa Juan Pablo II a México. Ahora es el papa Benedicto XVI
quien nos visita; un papa que inicialmente parecía un poco lejano y sin embargo hoy lo descubrimos cada vez más cálido. Esta pequeña obra, a la vez un homenaje y una semblanza de él, presenta su trabajo concreto a favor de una Iglesia a la que ama intensamente. Muestra lo que todo católico debería hacer por su Iglesia.
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