Para sellar el acuerdo que pondría a Moretti Motors a la cabeza del mundo del automóvil, Antonio Moretti haría lo que tuviese que hacer… incluso seducir a la guapa abogada Nathalie Vallerio, de la empresa rival. Haría que la reina de hielo se derritiese antes de que la tinta con la que habían firmado el acuerdo se secara.Antonio no estaba preparado para una tigresa con vestido de Chanel… y ninguno de los dos estaba acostumbrado a dar su brazo a torcer.Pero todo eso daba igual, porque una parte de aquel trato no era negociable: Nathalie sería suya de una manera o de otra.
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