“Esta es la única autobiografía femenina que pude compararse a las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau o a las célebres Memorias de Casanova” escribe Guillaume Apollinaire en el prólogo de este libro a la edición francesa de 1913.
Lo que convierte estas Memorias en un texto digno del comentario de Apollinaire —y no es una simple narración de experiencias eróticas— es su categoría de meditación sobre las relaciones sexuales, sus represiones, sus conflictos, sus obligadas astucias, así como de reflexión sobre las costumbres sexuales en los distintos países que recorre a lo largo de estas confesiones.
Memorias de una cantante alemana, publicadas por primera vez en Altona en 1862, sigue siendo el libro más apreciado de la literatura erótica germana. Han sido atribuidas a la famosa cantante Wilhelmine Schroeder-Devrient quien, junto a la Sonntag, arrancaba las máximas ovaciones del público de su tiempo. La investigación apasionada de múltiples eruditos, a través de los años, ha demostrado la identidad del estilo de la célebre cantante con el de las Memorias. Estas fueron concebidas en forma de cartas dirigidas a un médico de renombre en su época, único hombre que, según señala la autora, no pretendió jamás a sus encantos.