Madres que cambian cromos en nombre de sus hijos. Padres que hacen en su lugar los deberes y los trabajos de clase. Incluso progenitores que acompañan a su «niño» universitario a revisar los exámenes. ¿Qué está pasando en la sociedad para que queramos ponerles todo tan fácil?
Para la autora de No seas la agenda de tus hijos, las dos razones principales están claras: falta de tiempo y miedo al fracaso. Aunque los padres queremos niños que sepan buscarse la vida y que tengan recursos para afrontar el fracaso, no les preparamos para ello sino todo lo contrario. En lugar de impulsar todas esas cualidades y valores que podrían hacer de ellos seres extraordinarios, lo que al final ocurre es que…
- - no asumen ningún tipo de responsabilidad para su edad
- - les da miedo hacer cualquier cosa porque nosotros se la vamos a hacer mejor
- - esperan instrucciones y órdenes para empezar a actuar
- - no saben razonar ni toleran la frustración…
En estas páginas imprescindibles se plantean ocho desafíos para padres y educadores que quieran trabajar el desarrollo de ciertas habilidades fundamentales para la vida, como la autonomía, la proactividad, la comunicación y el manejo de la tecnología, entre otras.Competencias que se van consiguiendo con pequeños cambios y objetivos que han de ser alcanzables y realistas.
Ayudar a nuestros hijos, sí; ser su agenda o suplantarles, no.