Al llegar a los cuarenta años Alba hace balance de su vida, considera que no tiene sentido e inicia un viaje de autoconocimiento que la llevará de vuelta a las tierras altas de Escocia, la tierra donde veinte años antes disfrutó de un año sabático y conoció el significado de la amistad y la libertad. Alba llega a las Highlands debatiéndose en una lucha constante con sus miedos, su soledad y en un lugar remoto encuentra a dos mujeres de origen celta que, con la ayuda de sus caballos, la guiarán en el camino de regreso hacia sí misma.
Mujeres que aman a los caballos es un canto a la concordia, la unidad con el universo y la armonía con la naturaleza. Su ambientación en Escocia, la descripción de las brumas, la magia y las leyendas de tradición celta de aquellas tierras aportan un contrapunto de misterio y mito donde se entrelazan realidad y fantasía para ayudar a construir la esencia real de todas las cosas.
En palabras de Luis María Anson, de la Real Academia Española: "Alba Rueda ha escrito una novela Mujeres que aman a los caballos que he leído con interés sostenido. Lo de menos es la incursión sagaz por Escocia, lo de menos es el conocimiento enamorado de los caballos, lo de más es el viaje profundo de la autora a través del alma femenina. Río arriba de su vida, árbol adentro, Alba Rueda desnuda su existencia y su pensamiento ante el lector. Es implacable. Sobrecoge su independencia para juzgarse a sí misma, despojada de veladuras y convencionalismos. La autora escribe descarnadamente su autobiografía novelada y sumerge al lector en un clima de realismo mágico entre antiguas leyendas celtas, mitos voladores o intuiciones eróticas, con el telón de fondo de un canto general ecológico que sintetiza las inquietudes de las nuevas generaciones.
Alba Rueda, en fin, ha escrito, desde sus experiencias periodísticas, una novela conmovedora que desgarra con profunda emoción. A la busca del tiempo perdido, tras las huellas fugitivas de sus raíces celtas, la periodista aparta las telarañas del cerebro, toma del brazo al lector y se recrea con él en el lento paseo, las apretadas manos, el amor profundo y sosegado. Entre la maraña de libros que se agolpan en mi mesa de trabajo, esta novela singular que desnuda el alma de la mujer y entreteje escepticismos y fervores, ha ocupado lugar preferente durante el largo y cálido verano de este año de gracia y visitas pontificias".
Mujeres que aman a los caballos es un canto a la concordia, la unidad con el universo y la armonía con la naturaleza. Su ambientación en Escocia, la descripción de las brumas, la magia y las leyendas de tradición celta de aquellas tierras aportan un contrapunto de misterio y mito donde se entrelazan realidad y fantasía para ayudar a construir la esencia real de todas las cosas.
En palabras de Luis María Anson, de la Real Academia Española: "Alba Rueda ha escrito una novela Mujeres que aman a los caballos que he leído con interés sostenido. Lo de menos es la incursión sagaz por Escocia, lo de menos es el conocimiento enamorado de los caballos, lo de más es el viaje profundo de la autora a través del alma femenina. Río arriba de su vida, árbol adentro, Alba Rueda desnuda su existencia y su pensamiento ante el lector. Es implacable. Sobrecoge su independencia para juzgarse a sí misma, despojada de veladuras y convencionalismos. La autora escribe descarnadamente su autobiografía novelada y sumerge al lector en un clima de realismo mágico entre antiguas leyendas celtas, mitos voladores o intuiciones eróticas, con el telón de fondo de un canto general ecológico que sintetiza las inquietudes de las nuevas generaciones.
Alba Rueda, en fin, ha escrito, desde sus experiencias periodísticas, una novela conmovedora que desgarra con profunda emoción. A la busca del tiempo perdido, tras las huellas fugitivas de sus raíces celtas, la periodista aparta las telarañas del cerebro, toma del brazo al lector y se recrea con él en el lento paseo, las apretadas manos, el amor profundo y sosegado. Entre la maraña de libros que se agolpan en mi mesa de trabajo, esta novela singular que desnuda el alma de la mujer y entreteje escepticismos y fervores, ha ocupado lugar preferente durante el largo y cálido verano de este año de gracia y visitas pontificias".
