“¡Fabuloso! Un grito de rabia y esperanza en nuestra época desquiciada.
—Fernando Sánchez Dragó (prologuista).
“Este libro, lleno de poesía, de humor y de un auténtico talento literario es propiamente fabuloso. ¡Un grito en nuestra noche! ¡Una bomba atómica filosófica sin la jerga de los filósofos! Nadie ha escrito nunca nada tan fuerte y tan verdadero sobre nuestra época (¿por qué lo feo sustituye a lo bello?).
—Dominique Venner (historiador).
La paradoja —la marca constitutiva de nuestro tiempo— se despliega a través de todo el libro:
- Paradoja de los hombres más libres… y más esclavizados a sus objetos y productos.
- Paradoja de los hombres más ricos de toda la historia… y más pobres de sentido y belleza.
- Paradoja de los hombres que, sin consuelos ni refugios, se enfrentan más vigorosamente a la muerte… al tiempo que más cierran los ojos ante ella.
- Paradoja, en fin, de los hombres para los que se desvanece todo aliento sagrado, toda dimensión superior de la existencia…, pero a los que “sólo un dios”, decía Heidegger, un muy extraño dios, “puede salvar”.
No basta, sin embargo, exponer las paradojas y contradicciones de nuestro tiempo. No basta efectuar la crítica de la modernidad, o mejor dicho: la de aquel de sus rostros —tiene dos— que es dominante. Hace falta, además, preguntarnos: ¿por qué?
- ¿Por qué es ello así?
- ¿Por qué el emporio de la libertad se convierte en el reino del nihilismo?
- ¿Por qué nuestro extraordinario bien-estar parece privarnos de auténtico bien-ser?
- ¿Qué asombrosos resortes mueven a nuestro mundo para que todo ello sea así?
Tales son las preguntas que atraviesan todo ese libro… paradójico también en cuanto a su propia escritura.
Un libro que, siéndolo de filosofía por el fondo de sus cuestiones, es de literatura por la forma de las mismas.
Sólo mediante una escritura evocativa y sensual, no exenta de ironía y humor, llena siempre de una amenidad insólita cuando se trata de abordar tal tipo de cuestiones: sólo así puede el pensamiento estar a la altura del reto al que se enfrenta.
—Fernando Sánchez Dragó (prologuista).
“Este libro, lleno de poesía, de humor y de un auténtico talento literario es propiamente fabuloso. ¡Un grito en nuestra noche! ¡Una bomba atómica filosófica sin la jerga de los filósofos! Nadie ha escrito nunca nada tan fuerte y tan verdadero sobre nuestra época (¿por qué lo feo sustituye a lo bello?).
—Dominique Venner (historiador).
La paradoja —la marca constitutiva de nuestro tiempo— se despliega a través de todo el libro:
- Paradoja de los hombres más libres… y más esclavizados a sus objetos y productos.
- Paradoja de los hombres más ricos de toda la historia… y más pobres de sentido y belleza.
- Paradoja de los hombres que, sin consuelos ni refugios, se enfrentan más vigorosamente a la muerte… al tiempo que más cierran los ojos ante ella.
- Paradoja, en fin, de los hombres para los que se desvanece todo aliento sagrado, toda dimensión superior de la existencia…, pero a los que “sólo un dios”, decía Heidegger, un muy extraño dios, “puede salvar”.
No basta, sin embargo, exponer las paradojas y contradicciones de nuestro tiempo. No basta efectuar la crítica de la modernidad, o mejor dicho: la de aquel de sus rostros —tiene dos— que es dominante. Hace falta, además, preguntarnos: ¿por qué?
- ¿Por qué es ello así?
- ¿Por qué el emporio de la libertad se convierte en el reino del nihilismo?
- ¿Por qué nuestro extraordinario bien-estar parece privarnos de auténtico bien-ser?
- ¿Qué asombrosos resortes mueven a nuestro mundo para que todo ello sea así?
Tales son las preguntas que atraviesan todo ese libro… paradójico también en cuanto a su propia escritura.
Un libro que, siéndolo de filosofía por el fondo de sus cuestiones, es de literatura por la forma de las mismas.
Sólo mediante una escritura evocativa y sensual, no exenta de ironía y humor, llena siempre de una amenidad insólita cuando se trata de abordar tal tipo de cuestiones: sólo así puede el pensamiento estar a la altura del reto al que se enfrenta.