¿Tiene algo que ver la experiencia de uno mismo con el conocimiento de unna cultura ajena?, ¿puede la propia experiencia de soledad y vacío servir de "puente intercultural"?, ¿por qué el autoexamen y la actitud crítica pueden considerarse como la mejor ética intercultural? Convencido el autor de que los mayores tesoros no debemos buscarlos en países lejanos, sino en lo más hondo de nosotros mismos y en nuestra relación con los demás, J.M. Esquirol lleva a cabo una reflexión sobre las que llama experiencias existenciales: identidad, alteridad, diálogo, solidaridad, soledad y problematicidad. El resultado es una profunda propuesta filosófica de camino a la interculturalidad.
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