La paradoja divina es una obra informativa a la vez que práctica sobre los estados de conciencia y la experiencia meditativa.
Basándose en su propia vivencia interior, y tomando la Vedanta Advaita como referencia, Sesha despliega aquí por primera vez una base conceptual que define nítidamente las cualidades de la percepción y los correspondientes estados de conciencia asociados. A la vez, detalla el proceso que lleva desde la simple observación a la concentración y a la meditación, y desde allí al estado iluminado o samadhi, donde la Conciencia reside por siempre en el Presente.
Pedagogo e incansable viajero, Sesha aúna la sensibilidad y la destreza de aquel que sabe. Profundamente comprometido con su enseñanza, nos adentra en los profundos y maravillosos misterios de la vida, desvelando con exquisita destreza la real naturalaza del universo y del ser humano.
“La mente es un gigante al cual es imposible derrotar en sus predios. No trates jamás de derrotarla en cualquiera de los confines del pasado, no. Llévala a un lugar propicio, donde naturalmente se torna insignificante: sitúala en el Presente. Allí es tan mansa y su fuerza tan banal como inexistente, tal como un amenazante tigre de papel que acechara escondido en el bosque”
Sesha
Basándose en su propia vivencia interior, y tomando la Vedanta Advaita como referencia, Sesha despliega aquí por primera vez una base conceptual que define nítidamente las cualidades de la percepción y los correspondientes estados de conciencia asociados. A la vez, detalla el proceso que lleva desde la simple observación a la concentración y a la meditación, y desde allí al estado iluminado o samadhi, donde la Conciencia reside por siempre en el Presente.
Pedagogo e incansable viajero, Sesha aúna la sensibilidad y la destreza de aquel que sabe. Profundamente comprometido con su enseñanza, nos adentra en los profundos y maravillosos misterios de la vida, desvelando con exquisita destreza la real naturalaza del universo y del ser humano.
“La mente es un gigante al cual es imposible derrotar en sus predios. No trates jamás de derrotarla en cualquiera de los confines del pasado, no. Llévala a un lugar propicio, donde naturalmente se torna insignificante: sitúala en el Presente. Allí es tan mansa y su fuerza tan banal como inexistente, tal como un amenazante tigre de papel que acechara escondido en el bosque”
Sesha