La gran novela de los sin techo. Una obra descarnada sobre la vida cotidiana de esas gentes empujadas al infierno por circunstancias adversas.
Amanece en la ciudad. Antonio abre los ojos entre basuras y maldiciones. En medio del frío trata de despertar a su compañero Gustavo, pero este no responde.
Cristina recuerda, por casualidad, que es su cumpleaños, y llora por el tiempo malgastado, por las decisiones equivocadas, por todo lo perdido. De su memoria se rescatan los años ochenta de un Madrid mítico, de una generación irrepetible, de interminables noches de diversión, de rock and roll y heroína. Ahora recorre las calles y ni siquiera en el albergue tiene asegurado un lugar donde dormir.
Hasta el anochecer, cruzan por la narración otros seres arrancados de una sociedad que pretende pulcritud y oculta miedo. Individuos casi invisibles que confluyen en el albergue municipal para personas sin hogar. En todos ellos sobrevive una historia en la que la sucesión de causas y efectos deviene en tragedia, circunstancias vitales adversas, errores e imprevisiones que se convierten en violencia, desarraigo o locura.
Ahora que estamos muertos es un vivo retrato del infierno en el que se consumen miles de ciudadanos y que avanza por los arrabales de las grandes ciudades sin que, al parecer, nos demos cuenta la gran mayoría de urbanitas. Describe la vida en una ciudad cualquiera, desde las perspectivas de unos personajes humanos retratados con cercanía, ternura y realismo, y cuya sola existencia debería golpear fuertemente nuestras conciencias.
Amanece en la ciudad. Antonio abre los ojos entre basuras y maldiciones. En medio del frío trata de despertar a su compañero Gustavo, pero este no responde.
Cristina recuerda, por casualidad, que es su cumpleaños, y llora por el tiempo malgastado, por las decisiones equivocadas, por todo lo perdido. De su memoria se rescatan los años ochenta de un Madrid mítico, de una generación irrepetible, de interminables noches de diversión, de rock and roll y heroína. Ahora recorre las calles y ni siquiera en el albergue tiene asegurado un lugar donde dormir.
Hasta el anochecer, cruzan por la narración otros seres arrancados de una sociedad que pretende pulcritud y oculta miedo. Individuos casi invisibles que confluyen en el albergue municipal para personas sin hogar. En todos ellos sobrevive una historia en la que la sucesión de causas y efectos deviene en tragedia, circunstancias vitales adversas, errores e imprevisiones que se convierten en violencia, desarraigo o locura.
Ahora que estamos muertos es un vivo retrato del infierno en el que se consumen miles de ciudadanos y que avanza por los arrabales de las grandes ciudades sin que, al parecer, nos demos cuenta la gran mayoría de urbanitas. Describe la vida en una ciudad cualquiera, desde las perspectivas de unos personajes humanos retratados con cercanía, ternura y realismo, y cuya sola existencia debería golpear fuertemente nuestras conciencias.