Desde su separación de la arquitectura hace varias décadas, el Diseño de Interiores ha ido escalando posición dentro de las disciplinas independientes con mayor beneficio profesional, por cuanto es una de las actividades con la responsabilidad de maximizar los espacios y presupuestos del cliente aprovechando todo recurso natural, artificial y material disponibles, combinando formas y colores de manera acertada logrando incluso que si contrastan lo hagan de una forma inteligente, elegante, sutil y delicada, siendo agradables para la vista y confortables para el vivir, resultando en un beneficio económico tanto para el cliente como para el Diseñador.
Aun cuando el Diseño de Interiores comparte determinados grados de lógica y análisis con la Arquitectura, los mecanismos de concepción espacial, precisión, escala, ejecución, pensamiento, organización y hasta de sensibilidad se han separado paulatinamente, enfatizándose de especial manera en la creatividad e innovación, al punto que en la actualidad el Diseño de Interiores está siendo apreciado en todo el amplio sentido que merece, gracias también a los avances de la ciencia y la tecnología que ha mejorado la fabricación de muchos productos inocuos para la salud del habitante y su entorno como por ejemplo pinturas sin agentes nocivos como plomo, mercurio y cadmio, que por mucho tiempo se usaron incluso en la fabricación de baterías para automotores y aparatos eléctricos domésticos, e incluso se han usado por décadas químicos en los alimentos que ingerimos o la ropa que vestimos, convirtiéndonos desafortunada e inevitablemente en el cáncer que silenciosamente y sin sintomatología alguna ha hecho metástasis en todo nuestro planeta.
Una de las metas del Diseño de Interiores es hacer que el ser humano regrese a la interacción que tenía originalmente con la naturaleza, regulando el comportamiento individual y social sin que se abandone las mejoras científicas y tecnológicas logradas, así como tampoco el confort, el aspecto funcional y la estética, pero que esto no signifique seguir lastimando nuestro planeta, nuestro hogar, sino por el contrario todas estas mejoras sean hechas en pro de la mejora de un hábitat perdurable para el ser humano por generaciones.
Por todo esto, en las páginas que siguen a más de hacer un recorrido histórico para determinar el verdadero lugar del Diseño de Interiores en la historia, se tratará de romper con el mito existente, como se dijo ya, en muchos países y comunidades universitarias, donde los maestros y catedráticos de futuros Diseñadores de Interiores son arquitectos, dignos profesionales en su rama; pero seamos honestos, un naranjal no produce limones dulces, ni el limonero produce naranjas acidas, por ello el Diseño de interiores es ubicado como una disciplina alterna y dependiente de la Arquitectura, cuando, los conceptos, los materiales de maquetación y diseño propiamente dicho, así como ciertas simbologías resultan un tanto diferentes, sin que esto haya sido un impedimento en países donde es una disciplina profesional, para que arquitectos y diseñadores puedan comunicarse profesionalmente los unos con los otros, y trabajar en un mismo ambiente equilibrado y profesional, enfocándose cada uno por su lado, en el espacio exterior e interior respectivamente.
Aun cuando el Diseño de Interiores comparte determinados grados de lógica y análisis con la Arquitectura, los mecanismos de concepción espacial, precisión, escala, ejecución, pensamiento, organización y hasta de sensibilidad se han separado paulatinamente, enfatizándose de especial manera en la creatividad e innovación, al punto que en la actualidad el Diseño de Interiores está siendo apreciado en todo el amplio sentido que merece, gracias también a los avances de la ciencia y la tecnología que ha mejorado la fabricación de muchos productos inocuos para la salud del habitante y su entorno como por ejemplo pinturas sin agentes nocivos como plomo, mercurio y cadmio, que por mucho tiempo se usaron incluso en la fabricación de baterías para automotores y aparatos eléctricos domésticos, e incluso se han usado por décadas químicos en los alimentos que ingerimos o la ropa que vestimos, convirtiéndonos desafortunada e inevitablemente en el cáncer que silenciosamente y sin sintomatología alguna ha hecho metástasis en todo nuestro planeta.
Una de las metas del Diseño de Interiores es hacer que el ser humano regrese a la interacción que tenía originalmente con la naturaleza, regulando el comportamiento individual y social sin que se abandone las mejoras científicas y tecnológicas logradas, así como tampoco el confort, el aspecto funcional y la estética, pero que esto no signifique seguir lastimando nuestro planeta, nuestro hogar, sino por el contrario todas estas mejoras sean hechas en pro de la mejora de un hábitat perdurable para el ser humano por generaciones.
Por todo esto, en las páginas que siguen a más de hacer un recorrido histórico para determinar el verdadero lugar del Diseño de Interiores en la historia, se tratará de romper con el mito existente, como se dijo ya, en muchos países y comunidades universitarias, donde los maestros y catedráticos de futuros Diseñadores de Interiores son arquitectos, dignos profesionales en su rama; pero seamos honestos, un naranjal no produce limones dulces, ni el limonero produce naranjas acidas, por ello el Diseño de interiores es ubicado como una disciplina alterna y dependiente de la Arquitectura, cuando, los conceptos, los materiales de maquetación y diseño propiamente dicho, así como ciertas simbologías resultan un tanto diferentes, sin que esto haya sido un impedimento en países donde es una disciplina profesional, para que arquitectos y diseñadores puedan comunicarse profesionalmente los unos con los otros, y trabajar en un mismo ambiente equilibrado y profesional, enfocándose cada uno por su lado, en el espacio exterior e interior respectivamente.