El Rostro de la Misericordia
Este mural que en un principio puede resultar muy abstracto, pues el visitante en un primer momento solo vé un mar de texturas y color, a medida que lo va descubriéndolo, logrará ver situados en el centro del espacio, dos líneas que son dos parpados cerrados, a partir de ahí se le ira apareciendo el Rostro de Jesucristo, con toda la simbología cristiana para interpretarlo. Pueden ser varias las definiciones, y más aún, las que cada uno le pueda ir encontrando.
La primera de ellas tal como decía el Obispo el día de la inauguración y bendición, repitiendo las palabras del papa Francisco, que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, y aquí encontramos este rostro misericordioso.
La segunda la de la Trinidad, el Dios Padre simbolizado por el cielo, a su derecha el Hijo representado por el rostro y debajo el Espíritu Santo al que le da vida el sagrario, en forma de esta gran paloma que ilumina todo el mural, y revela el misterio de la Trinidad.
La tercera puede ser la eucaristía, partiendo también del sagrario con la copa, la sangre y cuerpo presente de Cristo.
Las tres tienen un denominador común, que es el amor.
El amor misericordioso lo manifestamos cuando ayudamos a los demás; la trinidad es comunión o comunidad de amor: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la Eucaristía que es el sacrificio supremo del amor.
Por lo tanto también podríamos decir que este mural es el mural del amor y la vida, empezando con la imagen de Cristo que está viva, y por todas las figuras de la decoración, que tienen vida, como son las plantas y los animales.
En definitiva estos parpados cerrados, lo que quieren transmitir al visitante de la iglesia, es la sensación de acogimiento, de paz, de serenidad, de tranquilidad, y sobre todo de amor y misericordia.
Josep Guixà
Castellolí, Junio de 2016
Este mural que en un principio puede resultar muy abstracto, pues el visitante en un primer momento solo vé un mar de texturas y color, a medida que lo va descubriéndolo, logrará ver situados en el centro del espacio, dos líneas que son dos parpados cerrados, a partir de ahí se le ira apareciendo el Rostro de Jesucristo, con toda la simbología cristiana para interpretarlo. Pueden ser varias las definiciones, y más aún, las que cada uno le pueda ir encontrando.
La primera de ellas tal como decía el Obispo el día de la inauguración y bendición, repitiendo las palabras del papa Francisco, que Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre, y aquí encontramos este rostro misericordioso.
La segunda la de la Trinidad, el Dios Padre simbolizado por el cielo, a su derecha el Hijo representado por el rostro y debajo el Espíritu Santo al que le da vida el sagrario, en forma de esta gran paloma que ilumina todo el mural, y revela el misterio de la Trinidad.
La tercera puede ser la eucaristía, partiendo también del sagrario con la copa, la sangre y cuerpo presente de Cristo.
Las tres tienen un denominador común, que es el amor.
El amor misericordioso lo manifestamos cuando ayudamos a los demás; la trinidad es comunión o comunidad de amor: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y la Eucaristía que es el sacrificio supremo del amor.
Por lo tanto también podríamos decir que este mural es el mural del amor y la vida, empezando con la imagen de Cristo que está viva, y por todas las figuras de la decoración, que tienen vida, como son las plantas y los animales.
En definitiva estos parpados cerrados, lo que quieren transmitir al visitante de la iglesia, es la sensación de acogimiento, de paz, de serenidad, de tranquilidad, y sobre todo de amor y misericordia.
Josep Guixà
Castellolí, Junio de 2016