La Poesía ha sido tradicionalmente una de las más caracterizadas expresiones estéticas de la nación colombiana en toda su historia y un aporte definitivo al desarrollo de la lengua española. Revivir a los poetas seculares de España y América, de todas las épocas y de dos Continentes, es un trabajo de recordación histórica que nos empeñamos en desarrollar para las juventudes nacionales, de América y España.
Solamente podemos amar lo que conocemos, y el conocimiento de la manifestación estética de la palabra, en lo diacrónico y lo sincrónico de la expresión lingüística, implica una integración con nuestro propio pueblo, y con nuestra propia cultura.
Esto lo proyectamos porque el libro no es sólo el difusor de ideas más caracterizado, sino porque la industria editorial es una de las actividades más difíciles de ejecutar en nuestros países, y por lo tanto es preciso colocar el libro, no sólo al alcance económico de los pueblos, sino, lo que es más importante, con la suficiente fuerza didáctica que interprete los valores de nuestra cultura.
Poetas de España y América, con ocasión de los quinientos años del Descubrimiento, restituyen a la poesía el arraigo que siempre ha tenido entre los españoles y latinoamericanos, mostrando los distintos hitos de países y lenguas, porque si bien es cierto que el hombre piensa en su lengua, tenemos también un hecho incontrovertible: la lengua nos piensa. La tradición, la esencia española, se transformó aquí y nos transformó a quienes nacimos aquí; nosotros los americanos resultamos también transformando a los españoles. Ha sido una influencia de doble vía. Si somos mejores o no somos mejores, tanto españoles como americanos, la culpa es de ambos. Ahora bien: si la poesía es el "súmmum" de la expresión estética de una lengua tenemos que volver a pensar toda nuestra tradición, a través de nuestros poetas.
Solamente podemos amar lo que conocemos, y el conocimiento de la manifestación estética de la palabra, en lo diacrónico y lo sincrónico de la expresión lingüística, implica una integración con nuestro propio pueblo, y con nuestra propia cultura.
Esto lo proyectamos porque el libro no es sólo el difusor de ideas más caracterizado, sino porque la industria editorial es una de las actividades más difíciles de ejecutar en nuestros países, y por lo tanto es preciso colocar el libro, no sólo al alcance económico de los pueblos, sino, lo que es más importante, con la suficiente fuerza didáctica que interprete los valores de nuestra cultura.
Poetas de España y América, con ocasión de los quinientos años del Descubrimiento, restituyen a la poesía el arraigo que siempre ha tenido entre los españoles y latinoamericanos, mostrando los distintos hitos de países y lenguas, porque si bien es cierto que el hombre piensa en su lengua, tenemos también un hecho incontrovertible: la lengua nos piensa. La tradición, la esencia española, se transformó aquí y nos transformó a quienes nacimos aquí; nosotros los americanos resultamos también transformando a los españoles. Ha sido una influencia de doble vía. Si somos mejores o no somos mejores, tanto españoles como americanos, la culpa es de ambos. Ahora bien: si la poesía es el "súmmum" de la expresión estética de una lengua tenemos que volver a pensar toda nuestra tradición, a través de nuestros poetas.