Entre los muchos libros que Charles Baudelaire se propuso escribir, y que nunca escribió, estaba el que haría real, con auténtica y absoluta sinceridad, el proyecto que Jean-Jacques Rousseau había intentado, con menos franqueza que insidia, en sus Confesiones: la redacción de una obra, Mi corazón al desnudo, en la que volcaría sus pensamientos y sus emociones más íntimos. De aquel proyecto sólo quedarían exiguos y reveladores apuntes. Pero lo que Baudelaire no podía sospechar era que, involuntariamente, lo iba desarrollando con sus apasionantes cartas y, sobre todo, con sus Cartas a la madre, cuyo primer volumen hoy nos enorgullece publicar. Read MoreEn éstas vemos al Baudelaire más espontáneo, al Baudelaire menos “ataviado” para la posteridad, al Baudelaire que no necesita ocultar sus cóleras, su prodigalidad, sus debilidades, sus angustias, sus rencores, sus caprichos infantiles, sus miedos, su inseguridad por lo que le reserva el futuro, su insatisfacción por la manera irregular e inconstante en que se dedica al único interés real de su vida: la literatura, su frustración por no ser capaz de llevar a cabo los innumerables proyectos con los que fantaseó interminablemente a lo largo de tantos y tan difíciles años; y, detrás de cada una de sus líneas, la silueta de la admirable mujer que, a veces calumniada por biógrafos parciales, supo acompañarlo, fielmente y pese a todo, en cada instante de su accidentada vida.
Este sitio es seguro
Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.