Hace ahora 40 años, el 24 de enero de 1977, un criminal atentado contra abogados laboralistas en la madrileña calle de Atocha conmovió al país entero y marcó la vida de tres mujeres: allí murió el hermano de Paquita Sauquillo, Francisco Javier, y perdieron compañeros y amigos tanto Manuela Carmena, que se libró de ser una de las víctimas porque había cambiado a última hora una reunión en aquel despacho, como Cristina Almeida, que participó de forma decisiva en la acusación del juicio.
A las tres las unen, sin embargo, muchas otras cosas. Estudiantes y líderes en la muy masculinizada universidad española de los años sesenta, pioneras en el campo del derecho laboral y en el compromiso político, sus vidas han sido estandarte de toda una generación de letradas que colocaron en el primer plano de su actividad profesional la lucha por una justicia democrática durante la dictadura franquista.
Paca Sauquillo a partir de los movimientos cristianos de base, Cristina Almeida y Manuela Carmena desde su temprana militancia comunista; Cristina como candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Paca como candidata a la alcaldía de la capital de España y Manuela como alcaldesa; las tres, desde sus diferentes cauces, a veces paralelos y a veces convergentes, en la abogacía y la judicatura, en las instituciones y los movimientos sociales, han sido, y siguen siendo, protagonistas de la recuperación de las libertades y de la construcción de la democracia en España.
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