Una mujer asesina es el reverso del mito que funda la sociedad occidental. Las catorce mujeres criminales de la Argentina reunidas en este libro parecen un abuso de la estadística. Con la objetividad de un inventario y la pasión de una criminóloga, Marisa Grinstein atraviesa de un cuchillazo la idea de la excepcionalidad del acto criminal a cargo del sexo débil para proponer la pesadilla de una serie.
«Mujeres asesinas» es mucho más que una colección de biografías que se sustraen al curso de una vida normal, gracias al empleo de cuchillos, pistolas, masas, sogas o ácidos. Es un catálogo de aberraciones, un compendio de la locura y el extravío, y una riquísima indagación psicológica acerca de los modos en que la violencia y la pulsión de muerte se apropian de la mente femenina.
Las catorce asesinas de este libro tienen algo en común: esperaban para sí algo mejor. En algún punto, ese destino hizo una trampa o ellas se hicieron la trampa a sí mismas. Matar, entonces, no significaba más que empeorar un poco las cosas.
«Mujeres asesinas» es mucho más que una colección de biografías que se sustraen al curso de una vida normal, gracias al empleo de cuchillos, pistolas, masas, sogas o ácidos. Es un catálogo de aberraciones, un compendio de la locura y el extravío, y una riquísima indagación psicológica acerca de los modos en que la violencia y la pulsión de muerte se apropian de la mente femenina.
Las catorce asesinas de este libro tienen algo en común: esperaban para sí algo mejor. En algún punto, ese destino hizo una trampa o ellas se hicieron la trampa a sí mismas. Matar, entonces, no significaba más que empeorar un poco las cosas.