En un futuro no demasiado lejano la era del venerado ruido ha seguido a la de la sobreinformación y la gran masa de acólitos es gobernada por la Iglesia de la Algarabía. A Alfredo Mutis Valcárcel, nuestro protagonista, le es diagnosticada en la flor de la vida la enfermedad de la melomanía, maldición que para sobrellevarla le obligará a someterse diariamente en una clínica especializada en la que habrán de pasar muchas cosas a recibir sesiones de musicoterapia con audiciones a la carta que su médico le programa en función de su patológico estado. Aparte de él y sus estrambóticas aventuras, el eje que da nombre a esta gran novela (que se revela como el culmen de todos los géneros anteriormente escritos por el auto e incluido el autobiográfico, si bien primando el de la ciencia ficción) es la obra literaria que el protagonista escribe, la cual le deparará peculiares consecuencias, y cuyo título sirve de nombre a esta original novela que su autor aprovecha para rendir tributo a cuanto ha significado en su vida la música culta y las estigmatizaciones propias y ajenas devenidas del padecimiento del trastorno bipolar.
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