Faltan menos de veinticuatro horas para que cumpla diecisiete años.
Aunque técnicamente no son diecisiete años los que cumplo. He pasado demasiado tiempo en el Nuncajamás. Cuando estás en el País de las Hadas, no envejeces, o envejeces tan despacio para ni se nota. Así que, aunque en el mundo real ha pasado un año, seguramente solo soy unos días más vieja que cuando llegué al Nuncajamás.
En la vida real he cambiado tanto que ni me reconozco.
Me llamo Meghan Chase.
Pensaba que todo había terminado. Pensaba que había dejado atrás mi tiempo con los duendes, las decisiones vertiginosas que tuve que tomar, los sacrificios que tuve que hacer por aquellos a quienes amaba. Pero se avecina una tormenta, un ejército de duendes de Hierro que me hará volver al País de las Hadas chillando y pataleando. Que me alejará del príncipe desterrado que juró quedarse junto a mí y me arrastrará a una guerra tan destructiva que no estoy segura de que alguien pueda sobrevivir a ella.
Esta vez, no habrá vuelta atrás.
Aunque técnicamente no son diecisiete años los que cumplo. He pasado demasiado tiempo en el Nuncajamás. Cuando estás en el País de las Hadas, no envejeces, o envejeces tan despacio para ni se nota. Así que, aunque en el mundo real ha pasado un año, seguramente solo soy unos días más vieja que cuando llegué al Nuncajamás.
En la vida real he cambiado tanto que ni me reconozco.
Me llamo Meghan Chase.
Pensaba que todo había terminado. Pensaba que había dejado atrás mi tiempo con los duendes, las decisiones vertiginosas que tuve que tomar, los sacrificios que tuve que hacer por aquellos a quienes amaba. Pero se avecina una tormenta, un ejército de duendes de Hierro que me hará volver al País de las Hadas chillando y pataleando. Que me alejará del príncipe desterrado que juró quedarse junto a mí y me arrastrará a una guerra tan destructiva que no estoy segura de que alguien pueda sobrevivir a ella.
Esta vez, no habrá vuelta atrás.