Ocho pequeños ensayos, un puñado de artículos que tienen en común una estructura de «Resistencia Poética» y una dirección: la de aquellos intelectuales que con el paso de los años o el reconocimiento público han ido amarilleando según cierto triste destino otoñal: los «becarios». Dice Llorens que esta deriva senil, hacia la ideología conservadora dominante, no es una fatalidad: solo les sucede a ciertos sujetos cuya juventud fue marcada por el nihilismo, la acracia y la irracionalidad nietzscheana. Pasar en pocos años del socialismo a la socialdemocracia y de ahí al neoliberalismo, etc., no es necesariamente traición o deshonestidad intelectual. Puede ser un síntoma del antiguo Síndrome de Estocolmo cuya ideología o violencia simbólica hoy tiene, afortunadamente, tratamiento clínico: se llama Pierre Bordieu.
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