"Ya había pasado un largo rato, cuando vislumbraron una luz al final del túnel, conforme avanzaron se dieron cuenta de que no era una, sino varias luces.
Era una hilera de antorchas que iluminaban un enorme letrero que decía:
BIENVENIDOS AL MICTLAN
–¡Al Mictlán! –dijo Lolita sorprendida– ¡No puede ser!, ¡esto debe ser un error!, ¡nosotros no podemos estar aquí!
–¿Por qué dices eso?, ¡díme Lolita!, ¿qué es el Mictlán? –preguntó Cristi preocupada.
–Es… El Reino de los Muertos ––contestó con voz quebradiza.
–¿Cómo dices?, pero eso no existe.
–Es la verdad, aunque no puede ser cierto, porque eso significa que estamos muertas, ¿o no?
Se miraron, de arriba abajo como tratando de notar alguna diferencia en sus cuerpos o en sus caras, algo que les indicara si estaban vivas o muertas."
Era una hilera de antorchas que iluminaban un enorme letrero que decía:
BIENVENIDOS AL MICTLAN
–¡Al Mictlán! –dijo Lolita sorprendida– ¡No puede ser!, ¡esto debe ser un error!, ¡nosotros no podemos estar aquí!
–¿Por qué dices eso?, ¡díme Lolita!, ¿qué es el Mictlán? –preguntó Cristi preocupada.
–Es… El Reino de los Muertos ––contestó con voz quebradiza.
–¿Cómo dices?, pero eso no existe.
–Es la verdad, aunque no puede ser cierto, porque eso significa que estamos muertas, ¿o no?
Se miraron, de arriba abajo como tratando de notar alguna diferencia en sus cuerpos o en sus caras, algo que les indicara si estaban vivas o muertas."