Era el 1944 cuando un día todas las catedrales de Europa tomaron vuelo. Nadie supo para donde se fueron, salvo una tanguera llamada Lisa. Cinco años más tarde, volviendo a su departamento de Buenos Aires, la última cosa que se hubiera esperado era encontrarse con una gigantesca gárgola de piedra encaramada sobre la barandilla de la terraza. En la pata tenia atado un pergamino que hablaba de una competencia de tango en los confines del mundo: el monstruo había llegado para invitarla. Y entonces ella se fue para un viaje alucinante, más allá de los confines de la imaginación, a través de nieve, hielo y neblina hasta una ciudad imposible, La Catedral del Arte. Una ciudad que es también un barco, tan grande que en su interior corre un tren, habitada por todos los artistas del mundo. Pero una ciudad que es también el escenario de una tremenda lucha entre el bien y el bello?. El gran arquitecto, Oscar Wilde, ya devenido inmortal, tiene proyectos mucho más amplios que una simple competencia de tango. Con este debut literario, escrito a los 17 años, durante un viaje desde Venecia al Polo Sur, Maurizio Temporin construye un edificio narrativo espectacular y vertiginoso, un laberinto para recorrer sin respiro hasta la última página.
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