¿Qué habría dicho Alan Turing de sí mismo si hubiera tenido la oportunidad de contar su vida antes de morir? ¿Se suicidó o le mataron? ¿Por qué la policía no analizó la manzana fatídica que mordisqueó? Contar su vida y su ciencia no es un asunto sencillo. Enmarañarse en complicadas fórmulas sería tedioso para comprender sus logros; y pasar de largo por su vida sexual sería injusto. Alan Turing no se sentía avergonzado de ser gay. Tampoco alardeaba de ello. Pero se comportaba tan estupendamente como lo habría hecho con la libertad que existe hoy día. Compaginaba sus dos vidas paralelas de la manera más natural y posiblemente la una no habría existido sin la otra.
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