Juan Bautista Amorós y Vázquez de Figueroa (Madrid, 1856-Getafe, 1912), más conocido por el seudónimo de Silverio Lanza, fue un escritor español.
Nació en Madrid el 5 de noviembre de 1856. Hijo de una familia acaudalada, ingresó en la Marina, abandonando muy pronto su profesión para dedicarse a la actividad de escritor, mientras realizaba frecuentes viajes a Madrid para ver a su familia y amigos.
Asistió a la tertulia literaria del Café Madrid, a homenajes y conferencias, al Palacio de la Bolsa de Madrid y viajaba a Barcelona, Valencia y a sus posesiones agrícolas en Bujalance Córdoba. Criticó el caciquismo en Ni en la vida ni en la muerte y fue procesado. Se trata de un autor en extremo original y, según otros críticos, raro.
Su primera obra, el Año triste (1880), originó un gran impacto en el ambiente literario y fue considerada como una de las publicaciones más importantes de ese año. Poseedor de un estilo muy moderno, de un insólito sentido del humor y de gran agudeza crítica, cultivó la novela naturalista en Mala cuna y mala fosa (1883), Ni en la vida ni en la muerte (1890), Artuña (1893) y La rendición de Santiago (1907).
Sus obras suscitaron la admiración de los jóvenes escritores de la Generación del 98, como Baroja, Azorín, Maeztu y, sobre todo, de Ramón Gómez de la Serna, quien editó sus obras en 1918. Como gesto de agradecimiento a los autores que le admiraban, escribió Cuentos para mis amigos (1892), relato corto que destaca por su comicidad. Residió en Getafe desde 1887 hasta su muerte, en 1912.
Otras obras de Silverio Lanza son: Puentecitos sin importancia (1888), Cuentos políticos (1890), la novela autobiográfica Desde la quilla hasta el tope (1891) y Antropocultura. Quizá sea esta última la obra más importante de su producción y en la que mejor reflejó su pensamiento.
Nació en Madrid el 5 de noviembre de 1856. Hijo de una familia acaudalada, ingresó en la Marina, abandonando muy pronto su profesión para dedicarse a la actividad de escritor, mientras realizaba frecuentes viajes a Madrid para ver a su familia y amigos.
Asistió a la tertulia literaria del Café Madrid, a homenajes y conferencias, al Palacio de la Bolsa de Madrid y viajaba a Barcelona, Valencia y a sus posesiones agrícolas en Bujalance Córdoba. Criticó el caciquismo en Ni en la vida ni en la muerte y fue procesado. Se trata de un autor en extremo original y, según otros críticos, raro.
Su primera obra, el Año triste (1880), originó un gran impacto en el ambiente literario y fue considerada como una de las publicaciones más importantes de ese año. Poseedor de un estilo muy moderno, de un insólito sentido del humor y de gran agudeza crítica, cultivó la novela naturalista en Mala cuna y mala fosa (1883), Ni en la vida ni en la muerte (1890), Artuña (1893) y La rendición de Santiago (1907).
Sus obras suscitaron la admiración de los jóvenes escritores de la Generación del 98, como Baroja, Azorín, Maeztu y, sobre todo, de Ramón Gómez de la Serna, quien editó sus obras en 1918. Como gesto de agradecimiento a los autores que le admiraban, escribió Cuentos para mis amigos (1892), relato corto que destaca por su comicidad. Residió en Getafe desde 1887 hasta su muerte, en 1912.
Otras obras de Silverio Lanza son: Puentecitos sin importancia (1888), Cuentos políticos (1890), la novela autobiográfica Desde la quilla hasta el tope (1891) y Antropocultura. Quizá sea esta última la obra más importante de su producción y en la que mejor reflejó su pensamiento.