¡Cuántas vidas malogradas¡ ¡Cuánto ha perdido la sociedad con los castigos, la incomprensión y el autoritarismo en la escuela oprimiendo así la creatividad y desarrollo del niño, surgiendo su infravaloración e impidiéndole desarrollar todo su potencial que tanta repercusión podría tener en el futuro para el ser humano. Que nadie pueda decir como la nieta de Margareth Mead ?Mi abuela quiso que yo tuviera una buena educación, por eso no me mandó a la escuela? Este Libro está basado en la historia y experiencia del autor como maestro y como persona. Su deseo al escribirlo es que se produzca una revolución en la escuela, que al maestro no lo ahoguen las instituciones políticas ni educativas, porque el niño es niño y no puede ir al paso de adulto, ha de ir al paso de niño, y el maestro tiene que descubrirlo, apoyarlo y desarrollarlo a cada alumno en su individualidad, potenciando en cada uno su inteligencia su afectividad, y su desarrollo social con el entorno, sólo así el niño podrá llegar al clímax de sí mismo y podrá desarrollar la semilla personal en el mundo futuro que vivirá.La vocación de maestro, la profesión de maestro, es la más grande de la existencia humana, pues solamente ella tiene acceso directo a las potencialidades futuras que pueden regir nuestro mundo.
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