Los hábitos sociales, así como el ritmo de vida moderna, hacen que el tiempo tenga un valor precioso que debemos saber utilizar, y en este sentido, la rapidez con que trabajan los hornos microondas nos permiten tener mayor cantidad de tiempo libre para otras actividades.
Fáciles de limpiar, pequeños, casi silenciosos y con posibilidad de cocinar casi todo, se han incrustado como un electrodoméstico imprescindible en las cocinas del mundo entero.
Además, y esto es muy importante, no se conocen accidentes domésticos por el uso descuidado, siendo uno de los pocos utensilios que incluso podrían manejar un niño o una persona con minusvalía. ¿Más ventajas?
Pues aún hay más: ahorran tiempo y dinero, son capaces de dorar y cocinar al mismo tiempo, conservan el agua de los alimentos, y justo en el momento en que se abre la puerta de un horno microondas desaparece el calor. Solamente tienen un problema: se llevan mal con los metales, hasta tal punto que saldrán chispas en su interior si se empeña en mezclarlos.
Esencialmente producen la energía eléctrica transformándola en ondas de alta frecuencia, lo que ya conocemos como microondas, algo similar a las ondas de la radio y televisión, aunque en este caso penetran en el interior de los alimentos y provocan una fricción entre las moléculas produciendo calor, el suficiente para cocinar. Por este motivo los hornos microondas permiten el cocinado de los alimentos en un tiempo muy inferior al que necesitaríamos en un horno tradicional, logrando así que obtengamos una mejor calidad de vida.
Fáciles de limpiar, pequeños, casi silenciosos y con posibilidad de cocinar casi todo, se han incrustado como un electrodoméstico imprescindible en las cocinas del mundo entero.
Además, y esto es muy importante, no se conocen accidentes domésticos por el uso descuidado, siendo uno de los pocos utensilios que incluso podrían manejar un niño o una persona con minusvalía. ¿Más ventajas?
Pues aún hay más: ahorran tiempo y dinero, son capaces de dorar y cocinar al mismo tiempo, conservan el agua de los alimentos, y justo en el momento en que se abre la puerta de un horno microondas desaparece el calor. Solamente tienen un problema: se llevan mal con los metales, hasta tal punto que saldrán chispas en su interior si se empeña en mezclarlos.
Esencialmente producen la energía eléctrica transformándola en ondas de alta frecuencia, lo que ya conocemos como microondas, algo similar a las ondas de la radio y televisión, aunque en este caso penetran en el interior de los alimentos y provocan una fricción entre las moléculas produciendo calor, el suficiente para cocinar. Por este motivo los hornos microondas permiten el cocinado de los alimentos en un tiempo muy inferior al que necesitaríamos en un horno tradicional, logrando así que obtengamos una mejor calidad de vida.