Allá adonde nunca alcanzó a penetrar la mirada del hombre, ni la huella de su pie se ha dejado sentir… O, acaso, sólo las de algún héroe más divino que humano, transportado a esas lejanías por la magia de poderes sobrenaturales.
En lugares tan remotos, tan perdidos que causa pavor siquiera imaginarlos. Envueltos en la bruma de los sueños terroríficos, ¿los ha creado quizás nuestra fantasía para encerrar en ellos, “bajo llave”, a tantos seres horripilantes de los que la razón consciente desea huir?
En fin, en todo caso, falsos o “reales”, son el dominio de monstruos perniciosos y bestiales o de bellas no menos temibles. Representan un mundo aparte, aislado, opuesto al que llamamos civilizado. Un mundo de valores invertidos, en el que la fealdad es la medida de la belleza, la brutalidad es la norma correcta, las mujeres someten y se comportan como hombres…
Pero en un punto se tienen que cruzar esos dos mundos en antítesis: en algún momento el infatigable héroe exterminador de monstruos y ejecutor de hazañas imposibles se ve forzado a invadir tales ámbitos, ajenos y prohibidos; o bien, son sus extraños habitantes –esos seres hostiles- quienes irrumpen violentamente en el otro lado, con afán de conquista. ¿Quién triunfará en tan crucial batalla? ¿El imperio de la vida salvaje o la civilización?
En lugares tan remotos, tan perdidos que causa pavor siquiera imaginarlos. Envueltos en la bruma de los sueños terroríficos, ¿los ha creado quizás nuestra fantasía para encerrar en ellos, “bajo llave”, a tantos seres horripilantes de los que la razón consciente desea huir?
En fin, en todo caso, falsos o “reales”, son el dominio de monstruos perniciosos y bestiales o de bellas no menos temibles. Representan un mundo aparte, aislado, opuesto al que llamamos civilizado. Un mundo de valores invertidos, en el que la fealdad es la medida de la belleza, la brutalidad es la norma correcta, las mujeres someten y se comportan como hombres…
Pero en un punto se tienen que cruzar esos dos mundos en antítesis: en algún momento el infatigable héroe exterminador de monstruos y ejecutor de hazañas imposibles se ve forzado a invadir tales ámbitos, ajenos y prohibidos; o bien, son sus extraños habitantes –esos seres hostiles- quienes irrumpen violentamente en el otro lado, con afán de conquista. ¿Quién triunfará en tan crucial batalla? ¿El imperio de la vida salvaje o la civilización?