¿Cómo aceptar la enfermedad y, sobre todo, la muerte de un ser querido?
Al igual que Diario del hombre pálido del también pamplonés Juan Gracia Armendáriz, libro con gran acogida en sus tres ediciones por el colectivo médico y sanitario y, lo más importante, los pacientes, Luz de noviembre, por la tarde resuelve con brillantez esos momentos tristes e intensos que a algunos nos toca vivir. Sin ninguna amargura, sólo con la melancolía que el lector es capaz de sonsacar, la prosa de Laporte nos conduce con gran valor por el último año de vida de su padre, con el añadido del reciente fallecimiento de su madre, sin manipulaciones sentimentales, limitándose a describir hechos y con las pausas de sus propias reflexiones, la mayoría de las veces desplazables a otros casos similares.
Una obra autobiográfica que merece la pena por su calidad literaria y porque más de uno encontrará en este libro la historia indirecta que le ayude a superar la propia
SOBRE EL AUTOR
(Pamplona en 1979) De padre francés y madre navarra, Eduardo Laporte es periodista especializado en cultura y colabora en algunos de los suplementos culturales más leídos. Ha entrevistado a escritores como Carol Joyce Oates, Herta Müller o Julio Llamazares. Reside en Madrid desde 2005, donde escribió Luz de noviembre, por la tarde. Ha publicado además Postales del náufrago digital (Prames, 2008), una recopilación de las entradas de su blog, en el que se cuela con ingenio por los pliegues de lo cotidiano.
EXTRACTO
Mediodía de octubre. Sol fresco en Madrid. Como el protagonista de La noche del oráculo de Paul Auster busco mi propio «Palacio de Papel» para hacerme con uno de esos cuadernos que dan alas a la escritura. En una calle que desemboca en Tirso de Molina he encontrado el mejor soporte para estas letras, para este comienzo de curso: un cuaderno Clairefontaine con tapas color cartón, con arrugas como la piel de un sofá de cuero. Por dentro, blanco nuclear.
Ahora solo hace falta mancharlo de imágenes, más o menos bellas, reales, sinceras, quién sabe con qué grado de desnudez. Veo en los monitores del metro a un actor, Daniel Craig, al que le asignan el papel de su vida: serás el próximo James Bond (a pesar de lo rubio de tu pelo). Ya está decidido, Bond tiene cara, nuevo cuerpo, todo está preparado, el traje impecable, el vodka con Martini agitado pero no revuelto. Lo más difícil está hecho. Es el momento de asumir el personaje, sus andares, las formas, introducir nuevos gestos, darle carácter, interpretarlo. Ya tengo papel, ahora hay que llevarlo a escena.
Al igual que Diario del hombre pálido del también pamplonés Juan Gracia Armendáriz, libro con gran acogida en sus tres ediciones por el colectivo médico y sanitario y, lo más importante, los pacientes, Luz de noviembre, por la tarde resuelve con brillantez esos momentos tristes e intensos que a algunos nos toca vivir. Sin ninguna amargura, sólo con la melancolía que el lector es capaz de sonsacar, la prosa de Laporte nos conduce con gran valor por el último año de vida de su padre, con el añadido del reciente fallecimiento de su madre, sin manipulaciones sentimentales, limitándose a describir hechos y con las pausas de sus propias reflexiones, la mayoría de las veces desplazables a otros casos similares.
Una obra autobiográfica que merece la pena por su calidad literaria y porque más de uno encontrará en este libro la historia indirecta que le ayude a superar la propia
SOBRE EL AUTOR
(Pamplona en 1979) De padre francés y madre navarra, Eduardo Laporte es periodista especializado en cultura y colabora en algunos de los suplementos culturales más leídos. Ha entrevistado a escritores como Carol Joyce Oates, Herta Müller o Julio Llamazares. Reside en Madrid desde 2005, donde escribió Luz de noviembre, por la tarde. Ha publicado además Postales del náufrago digital (Prames, 2008), una recopilación de las entradas de su blog, en el que se cuela con ingenio por los pliegues de lo cotidiano.
EXTRACTO
Mediodía de octubre. Sol fresco en Madrid. Como el protagonista de La noche del oráculo de Paul Auster busco mi propio «Palacio de Papel» para hacerme con uno de esos cuadernos que dan alas a la escritura. En una calle que desemboca en Tirso de Molina he encontrado el mejor soporte para estas letras, para este comienzo de curso: un cuaderno Clairefontaine con tapas color cartón, con arrugas como la piel de un sofá de cuero. Por dentro, blanco nuclear.
Ahora solo hace falta mancharlo de imágenes, más o menos bellas, reales, sinceras, quién sabe con qué grado de desnudez. Veo en los monitores del metro a un actor, Daniel Craig, al que le asignan el papel de su vida: serás el próximo James Bond (a pesar de lo rubio de tu pelo). Ya está decidido, Bond tiene cara, nuevo cuerpo, todo está preparado, el traje impecable, el vodka con Martini agitado pero no revuelto. Lo más difícil está hecho. Es el momento de asumir el personaje, sus andares, las formas, introducir nuevos gestos, darle carácter, interpretarlo. Ya tengo papel, ahora hay que llevarlo a escena.