Las dos obras de este volumen constituyen dos hitos históricos, puesto que son las primeras novelas completas conservadas, y modelan y prefiguran el que, con el tiempo, será el más popular de todos los géneros literarios.
Calírroe o Quéreas y Calírroe es el primero de una serie de relatos románticos de amor y aventuras que concluye con las Etiópicas de Heliodoro (también publicadas en Biblioteca Clásica Gredos). En efecto, la de Caritón es la primera novela completa que conservamos: debió de escribirse hacia el siglo I d.C., y representa muy bien el prototipo de este género, surgido en el crepúsculo de la literatura helenística: género de intención popular, dirigido a un público amplio, que no obtuvo la sanción ni el respeto de preceptistas y retóricos; de hecho, ni siquiera tuvo nombre propio en la Antigüedad.
Calírroe contiene ya muchos elementos que caracterizarán a la novela romántica: entramado folletinesco (pareja de amantes acuciados), viajes por escenarios célebres (Siracusa, Mileto, Jonia, Persia, Babilonia), suspense y final feliz, en una trama liberada del trasfondo mítico. Es una narración de buen estilo y notable calidad poética.
Las Efesíacas de Jenofonte de Éfeso, el segundo novelista griego, siguen la línea iniciada por su ilustre antecesora y consolida el surgimiento de este género en la Antigüedad tardía. La narración romántica de amor y aventuras está exenta de pretensiones retóricas y cuenta con una trama sencilla y un estilo directo. Los escenarios también son exóticos (Éfeso, costa jonia, Egipto, Sicilia, Rodas) y se impone el final feliz. Su elemento más novedoso es el trasfondo religioso, con la intervención de la diosa Isis y Apolo-Helios.