Este volumen reúne diversas composiciones de tipo erótico y jocoso, muchas de ellas subidas de tono, lo que explica su escasa o nula circulación incluso en lengua latina.
El denominador común de los textos y poemas de este volumen es el erotismo y el sexo, en un abanico de tonos que van desde un refinamiento sensual al exabrupto chocarrero, pasando por una saludable obscenidad jocosa y epigramática. No es de extrañar que buena parte de estos textos, aun dentro de su lengua original, hayan tenido poca difusión. Y aún menos que algunos, como los grafitos o los Priapeos, no hayan sido traducidos a nuestra lengua.
Los Priapeos, colección de ochenta breves poemas, son de carácter erótico-jocoso y tienen como protagonista al dios Príapo, dios guardián de los huertos que con su falo erecto era el más cumplido símbolo del instinto sexual. Su época de composición es cercana a la época de Augusto, y es posible que se trate de una colección con poemitas atribuidos a Ovidio o Tibulo.
Los grafitos amatorios pompeyanos son una selección dentro de la temática erótica, de esas «pintadas» (unas diez mil) que la erupción del Vesubio del 79 ha conservado como testimonio de la vida cotidiana urbana en la Antigüedad tanto en su espontaneidad como en su banalidad.
La velada de la fiesta de Venus es una exaltación de Venus y la Naturaleza, pero desde una perspectiva ensoñadora y romántica. El concúbito de Marte y Venus, de Reposiano (siglo III), es también un himno al amor, a la unión entre hombre y mujer, a partir de la relación entre estos dioses. El centón nupcial de Ausonio (poeta áulico y rétor del siglo IV) es el relato de una boda, con noche incluida, elaborado exclusivamente con hemistiquios (o mitades de verso) de Virgilio: una buena muestra tanto de la capacidad versificadora y conocimiento del Mantuano como de falta de respeto por su obra.
El denominador común de los textos y poemas de este volumen es el erotismo y el sexo, en un abanico de tonos que van desde un refinamiento sensual al exabrupto chocarrero, pasando por una saludable obscenidad jocosa y epigramática. No es de extrañar que buena parte de estos textos, aun dentro de su lengua original, hayan tenido poca difusión. Y aún menos que algunos, como los grafitos o los Priapeos, no hayan sido traducidos a nuestra lengua.
Los Priapeos, colección de ochenta breves poemas, son de carácter erótico-jocoso y tienen como protagonista al dios Príapo, dios guardián de los huertos que con su falo erecto era el más cumplido símbolo del instinto sexual. Su época de composición es cercana a la época de Augusto, y es posible que se trate de una colección con poemitas atribuidos a Ovidio o Tibulo.
Los grafitos amatorios pompeyanos son una selección dentro de la temática erótica, de esas «pintadas» (unas diez mil) que la erupción del Vesubio del 79 ha conservado como testimonio de la vida cotidiana urbana en la Antigüedad tanto en su espontaneidad como en su banalidad.
La velada de la fiesta de Venus es una exaltación de Venus y la Naturaleza, pero desde una perspectiva ensoñadora y romántica. El concúbito de Marte y Venus, de Reposiano (siglo III), es también un himno al amor, a la unión entre hombre y mujer, a partir de la relación entre estos dioses. El centón nupcial de Ausonio (poeta áulico y rétor del siglo IV) es el relato de una boda, con noche incluida, elaborado exclusivamente con hemistiquios (o mitades de verso) de Virgilio: una buena muestra tanto de la capacidad versificadora y conocimiento del Mantuano como de falta de respeto por su obra.