Las tragedias senequistas abordan la experiencia humana universal del mal, ejemplarizada en ciertos mitos conocidos y manifestada en horrores y exageraciones grotescas.
Fedra es uno de los grandes logros de Séneca como dramaturgo, quien desarrolló en esta obra un tema mitológico ya abordado por Eurípides (en Hipólito) y Sófocles, y que influiría más tarde en otros autores como Racine. Fedra, enamorada de su hijastro Hipólito, desoye lo que le dicta la razón y, cegada por la pasión, le confiesa su amor, en una de las escenas más intensas de toda la dramaturgia senequista. Despechada ante el rechazo de él, le calumnia en público. Fedra es uno de los personajes femeninos más atractivos del teatro de la Antigüedad: una mujer independiente, fuerte y decidida que, a pesar de sus virtudes, acaba siendo víctima de su irrefrenable pasión; en el análisis de ésta, Fedra es junto con Medea lo mejor que compuso Séneca.
El Edipo de Séneca es mucho más oscuro y violento que el de su modelo Sófocles; el protagonista es más atormentado, más consciente de estar implicado en la peste de Tebas, y en general hay varias modificaciones en la trama, conducentes todas a subrayar el aspecto trágico.
El resto de las tragedias incluidas en este volumen continúa con el planteamiento de Séneca de adaptar piezas griegas y hacer hincapié en sus aspectos más truculentos para así poner más de relieve su aspecto trágico: Agamenón se inspira posiblemente en Esquilo; Tiestes, especialmente violenta, tiene un modelo desconocido. Por último, se incluyen dos obras de autoría discutida: Hércules en el Eta y Octavia.Puesto que carecemos de cualquier noticia acerca de la representación de estas tragedias, es posible que fueran compuestas no para la escena, sino para la recitación ante un auditorio o bien para la lectura en solitario.
Fedra es uno de los grandes logros de Séneca como dramaturgo, quien desarrolló en esta obra un tema mitológico ya abordado por Eurípides (en Hipólito) y Sófocles, y que influiría más tarde en otros autores como Racine. Fedra, enamorada de su hijastro Hipólito, desoye lo que le dicta la razón y, cegada por la pasión, le confiesa su amor, en una de las escenas más intensas de toda la dramaturgia senequista. Despechada ante el rechazo de él, le calumnia en público. Fedra es uno de los personajes femeninos más atractivos del teatro de la Antigüedad: una mujer independiente, fuerte y decidida que, a pesar de sus virtudes, acaba siendo víctima de su irrefrenable pasión; en el análisis de ésta, Fedra es junto con Medea lo mejor que compuso Séneca.
El Edipo de Séneca es mucho más oscuro y violento que el de su modelo Sófocles; el protagonista es más atormentado, más consciente de estar implicado en la peste de Tebas, y en general hay varias modificaciones en la trama, conducentes todas a subrayar el aspecto trágico.
El resto de las tragedias incluidas en este volumen continúa con el planteamiento de Séneca de adaptar piezas griegas y hacer hincapié en sus aspectos más truculentos para así poner más de relieve su aspecto trágico: Agamenón se inspira posiblemente en Esquilo; Tiestes, especialmente violenta, tiene un modelo desconocido. Por último, se incluyen dos obras de autoría discutida: Hércules en el Eta y Octavia.Puesto que carecemos de cualquier noticia acerca de la representación de estas tragedias, es posible que fueran compuestas no para la escena, sino para la recitación ante un auditorio o bien para la lectura en solitario.