En los elegantes discursos de Temistio afloran las interioridades de la política en el Imperio Romano de Oriente; por eso es un testimonio de suma importancia para un periodo poco estudiado.
El rétor Temistio (Paflagonia, h. 317-Constantinopla, 388 d.C.) fundó una escuela de retórica en esta segunda ciudad, donde fue nombrado prefecto y tutor del futuro emperador Arcadio. Se ocupó de muchas misiones oficiales y fue apodado «el elocuente». Además de comentarios o paráfrasis a Aristóteles, se han conservado de él treinta y cuatro de sus discursos, de los que quince son de tipo privado (de circunstancias) y otros de índole política, sobre todo panegíricos de emperadores. Ello es revelador de su deseo de mantenerse siempre cerca de los centros de poder, y de convertirse en un personaje influyente, lo cual le rodeó de polémica y le creó no pocos enemigos. Decía creer en el origen divino del emperador, que según él emanaba un poder absoluto y era ley viviente. Mostró una gran habilidad para ganarse el favor de sucesivos emperadores (sobre todo el de Constancio II y el de Teodosio I), sin incurrir en la adulación grosera. En su discurso al emperador Valente se mostró resueltamente partidario de la paz entre romanos y visigodos.