La histeria femenina pasó a formar parte de nuestra mitología moderna. Freud se equivocó en muchas cosas, pero su legado, sin dudas, constituye uno de nuestros más ricos acervos en el intento de entendernos. Así estos relatos, que no son para ser leídos hacia afuera, sino en sentido contrario. Son una mezcla de mitología y deseo. Estamos en ellos como ante un espejo empañado en el que nos reconocemos a medias. Y claro que la histeria femenina es solo un pretexto, una etiqueta en la que no se debe confiar, pues como se ha demostrado, existe más en el sentido coloquial que en el científico.
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