En el «Cármides» (Χαρμίδης, en Griego) intervienen Sócrates, Critias y el joven Cármides. Juntos, iniciarán una discusión sobre el sentido de sophrosyne, un vocablo griego que tiene múltiples acepciones (templanza, prudencia, autocontrol…), por lo que Patricio de Azcárate lo traduce como «sabiduría». El texto es una aporía (literalmente, «dificultad para el paso»), término que hace referencia a los razonamientos en que surgen paradojas o contradicciones irresolubles, de forma que los dialogantes no alcanzan una definición satisfactoria, pero por medio de la mayéutica desarrollan una profunda reflexión, en este caso acerca de la sabiduría.
El diálogo demuestra que la sabiduría no es la mesura, ni el pudor, ni hacer lo que nos es propio, ni la práctica del bien, ni la ciencia de sí mismo, pero ¿qué es? Eso no nos lo dice, por lo que se piensa que el verdadero propósito de el diálogo no es definir la sabiduría, sino convencer a los jóvenes (representados en Cármides) de que no son tan instruidos como creen serlo, para inspirarles así un saludable deseo de indagar, de búsqueda de la verdad.
Es, por tanto, una obra típica de la primera época de Platón, de las que conducen a la duda por medio de la refutación.
El diálogo demuestra que la sabiduría no es la mesura, ni el pudor, ni hacer lo que nos es propio, ni la práctica del bien, ni la ciencia de sí mismo, pero ¿qué es? Eso no nos lo dice, por lo que se piensa que el verdadero propósito de el diálogo no es definir la sabiduría, sino convencer a los jóvenes (representados en Cármides) de que no son tan instruidos como creen serlo, para inspirarles así un saludable deseo de indagar, de búsqueda de la verdad.
Es, por tanto, una obra típica de la primera época de Platón, de las que conducen a la duda por medio de la refutación.