El pensador y educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos representa el pensamiento caribeño de la integración latinoamericana, y del fortalecimiento de la moral y la educación como única vía para redimir a los pueblos del Nuevo mundo. Hostos fue un pensador moralista, cuyas ideas se proyectan en sus escritos, que buscan en su esencia, una ética pedagógica de la educación.
Una de las obras que más refleja este pensamiento es Moral social, publicada en 1888. En el prólogo, Hostos explica que solamente por la insistencia de sus discípulos accedió a que se publicara este libro porque «no hay que publicar la moral en libros, sino en obras».
La obra está dividida en dos partes. En la primera, el autor presenta las bases teóricas sobre las que se sustentan sus ideas. En la segunda, aplica esas ideas a casos concretos y hace sus sugerencias morales. Según sus ideas, hay una existencia moral muy distinta de la existencia física, que, aunque no sea distinta en esencia, se nos manifiesta de distintos modos.
Así Hostos llega a la conclusión de que:
«Todo proceder de la razón de menos a más es proceder de menos conciencia a más conciencia, y en vez de hacerse más consciente a medida que se hace más racional, el hombre de nuestra civilización se hace más malo cuanto más conoce el mal.»
Una de las obras que más refleja este pensamiento es Moral social, publicada en 1888. En el prólogo, Hostos explica que solamente por la insistencia de sus discípulos accedió a que se publicara este libro porque «no hay que publicar la moral en libros, sino en obras».
La obra está dividida en dos partes. En la primera, el autor presenta las bases teóricas sobre las que se sustentan sus ideas. En la segunda, aplica esas ideas a casos concretos y hace sus sugerencias morales. Según sus ideas, hay una existencia moral muy distinta de la existencia física, que, aunque no sea distinta en esencia, se nos manifiesta de distintos modos.
Así Hostos llega a la conclusión de que:
«Todo proceder de la razón de menos a más es proceder de menos conciencia a más conciencia, y en vez de hacerse más consciente a medida que se hace más racional, el hombre de nuestra civilización se hace más malo cuanto más conoce el mal.»