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    RELATOS ROMÁNTICOS Y FANTÁSTICOS SABOR MIEL

    Por ANA MARTÍNEZ DE LA RIVA MOLINA

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    INDICE GENERAL:

    CASUALIDAD O DESTINO5
    VIOLETA81
    ANDROS - 5 157
    TWICE IN THE ISLAND231
    ANN Y ROBERT287

    CAPITULO I

    -Mariam, ¿has encontrado casa para alquilar?

    -Todavía no, Ruth. El caso es que en el periódico de hoy anuncian un Castillo en Italia. Es muy barato el alquiler.

    -A ver. Tiene una pinta estupenda. Nos vendría fenomenal para montar un periódico en la zona.
    Seguro que tiene mucho espacio para poner la rotativa y nadie nos molestaría. Estoy cansada de escondernos como dos fugitivas, por el hecho de ser mujeres.

    -Sí, yo también estoy harta. Tenemos que mandar artículos con nombres falsos de hombre. Hemos nacido en una época muy anticuada.

    -El siglo diecinueve es un rollo para nosotras. Si pudiera viajar en el tiempo me iría dos siglos más adelante. Seguro que allí las mujeres, hasta podrán votar a sus candidatos.

    -Bueno, no nos desanimemos Ruth, es lo que hay.
    Deberíamos investigar sobre el Castillo de Italia.

    -Mariam, tienes razón. Creo que si nos marcháramos de Londres y nos fuéramos a Italia, nadie se preocuparía por dos extranjeras excéntricas. Pasaríamos inadvertidas.

    -Tanto como eso, no creo, Ruth. Con nuestro aspecto idéntico, pensarán que ven doble. Por mucho que queramos ser invisibles, será imposible. ¿Cuándo has visto a dos hermanas gemelas idénticas?

    -Nunca. Nos podemos poner ropa diferente y peinarnos con otro estilo. Incluso yo podría cortarme el pelo. ¿Qué te parece, Mariam?

    -Una tontería, Ruth. Sería una pena destrozar tu hermoso cabello color magenta. Es precioso. Mejor es mostrarnos como somos. Dos hermosas damas, altas, estilizadas, con ojos azul cielo, nariz respingona y hermosos labios.

    -Es verdad, Mariam. No pienso disfrazarme más. Seremos nosotras mismas. Firmaremos los artículos del periódico aunque sea con nuestras iniciales. No tenemos la culpa de ser unas incomprendidas.

    -Lo más importante, es nuestra vocación de periodistas. Si nos quedamos solteronas, es lo de menos. Nos tenemos la una a la otra. Ruth.

    -Qué nos importa tener maridos, Mariam. Son un estorbo. No nos dejarían trabajar en nuestra profesión. Solamente deseamos ser libres y que nos dejen tranquilas. ¡Estoy harta que nos miren como a un bicho raro!

    -Eres una hermanita muy inteligente, Ruth. Estoy muy orgullosa de ti. Has sacado la belleza de nuestra madre y la inteligencia de nuestro padre.

    -Esa frase me suena mucho, Mariam. Es extraño, eso mismo te digo yo a ti. Qué casualidad, que seamos tan iguales en todo. Solamente nos falta tener el mismo gusto en hombres.

    -Hasta en eso coincidimos, Ruth. Acuérdate, que siempre nos gustaban los mismos chicos en las aburridas recepciones a las que íbamos.

    -Sí, tiene gracia, Mariam. Somos terriblemente idénticas en todo. Incluso los vestidos los llevamos iguales.

    -Claro, tenemos un gusto exquisito, Ruth. Nos gusta la buena ropa y los hermosos colores.

    -¿Qué hacemos con nuestra casa de Cornualles, Mariam? No me gustaría venderla. Nos la dejaron nuestros padres antes de morir, en aquel horroroso viaje en barco.

    -Por supuesto que no la venderemos. Haremos lo mismo que vamos hacer con el Castillo en Italia, alquilarla. ¿Qué te parece, Ruth?

    -¡Es una idea genial! Ahora mismo escribo un artículo para publicarlo.

    -Estupendo. Ruth. Yo mientras, mandaré un mensaje a Italia diciendo que alquilamos el Castillo.


    CAPÍTULO II

    -¿Llevas todo tu equipaje? Ruth. Que no se te olviden los guantes y el sombrero. En el barco hará mucho aire y sol. Ya sabes que nuestra piel tan blanca se puede tostar.

    -Tengo todo listo. Mariam. Incluso, los moldes, la tinta y el papel, están bien embalados.

    -Gracias, Ruth, eres un sol. Llamaré al cochero que nos lleve al puerto y nos ayude con las maletas. Supongo que el personal de la casa está informado de los nuevos inquilinos.

    -El mayordomo, tiene instrucciones para recibir a los huéspedes y todo el servicio está
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