Harrison Ford es el hijo de una familia estadounidense típica de la clase media, habitantes de una zona del oeste americano. Nació el 13 Julio 1942 en Chicago, Illinois y, según su propia definición, allí no había nada de excepcional, aunque su formación y años jóvenes transcurrieron con absoluta normalidad. Por ello se desarrolló como hijo serio de un padre católico-irlandés y una madre judeo-rusa, ella sin oficio reconocido, por lo que podemos considerarla como un ama de casa. Aunque se interesó prontamente por el mundo del cine, gracias esencialmente a su admiración por John Wayne, la familia Ford ya tenía sus propias conexiones con el mundo del espectáculo. Su abuelo había sido un comediante de vaudeville y su padre era un ejecutivo de una emisora de radio, antes de dedicarse plenamente a la publicidad en el campo de los anuncios para la televisión.
Cuando Harrison era muy joven solía frecuentar con su hermano Terence las salas de cine en compañía de su padre. La primera película que recuerda haber visto es “Bambi” de Disney y aunque entretenido por las imágenes de los dibujos, su pasión estaba en las obras de teatro que montaba con sus amigos. De hecho, era la gran pasión que su hermano sentía hacia el teatro (era un actor aficionado), lo que provocó esas visitas al cine. Durante toda su vida Harrison nunca ha sido un gran aficionado al cine y la razón principal por la cual no acudía con demasiada frecuencia a ver películas cuando era joven se debía a su extraordinaria pasión por el teatro y la pintura. Su afición al cine, no obstante, aumentó cuando empezó a salir con chicas, ya que, según sus palabras: "Era un lugar oscuro y barato donde se podía ir con una chica".
La atracción mágica de pertenecer a una pandilla no formaba parte del carácter de Ford. Prefirió su propia compañía y rara vez se vio involucrado en peleas o problemas serios con otros muchachos en su juventud. "Yo creo que fue porque me había convertido en una persona solitaria". Pero durante su estancia en la Alta Escuela Municipal Oriental en Ds Plaines, Illinois, las cosas cambiaron dramáticamente para él, al ser intimidado y provocado implacablemente por unos bravucones, quizá porque no se adaptaba a la escuela al ser un muchacho tímido e independiente. Cada tarde, durante el recreo, era el blanco más atractivo para los chicos mayores, quienes le pegaban y le empujaban hasta provocar su caída, pues el objeto de este “juego” estaba en mirar a la víctima cuando estaba en el suelo llorando. Pero en una ocasión el juego les salió mal, Ford se revolvió y quien acabó en el suelo fue el bravucón que le había provocado. "La escuela entera estaba reunida mirando esta exhibición Yo no sé qué esperaban que hiciera. Quizá pensaban que no pelearía de la misma manera que ellos. Estaban tan orgullosos de ganar siempre que no me dejaron nunca en paz y su persecución continuó en la escuela superior". Pero finalmente, un día, Ford sacó a relucir su reprimido enfado durante años y se libró de su agresor, empujándole escaleras abajo. Desde ese día nadie volvió a molestarle.
Cuando Harrison era muy joven solía frecuentar con su hermano Terence las salas de cine en compañía de su padre. La primera película que recuerda haber visto es “Bambi” de Disney y aunque entretenido por las imágenes de los dibujos, su pasión estaba en las obras de teatro que montaba con sus amigos. De hecho, era la gran pasión que su hermano sentía hacia el teatro (era un actor aficionado), lo que provocó esas visitas al cine. Durante toda su vida Harrison nunca ha sido un gran aficionado al cine y la razón principal por la cual no acudía con demasiada frecuencia a ver películas cuando era joven se debía a su extraordinaria pasión por el teatro y la pintura. Su afición al cine, no obstante, aumentó cuando empezó a salir con chicas, ya que, según sus palabras: "Era un lugar oscuro y barato donde se podía ir con una chica".
La atracción mágica de pertenecer a una pandilla no formaba parte del carácter de Ford. Prefirió su propia compañía y rara vez se vio involucrado en peleas o problemas serios con otros muchachos en su juventud. "Yo creo que fue porque me había convertido en una persona solitaria". Pero durante su estancia en la Alta Escuela Municipal Oriental en Ds Plaines, Illinois, las cosas cambiaron dramáticamente para él, al ser intimidado y provocado implacablemente por unos bravucones, quizá porque no se adaptaba a la escuela al ser un muchacho tímido e independiente. Cada tarde, durante el recreo, era el blanco más atractivo para los chicos mayores, quienes le pegaban y le empujaban hasta provocar su caída, pues el objeto de este “juego” estaba en mirar a la víctima cuando estaba en el suelo llorando. Pero en una ocasión el juego les salió mal, Ford se revolvió y quien acabó en el suelo fue el bravucón que le había provocado. "La escuela entera estaba reunida mirando esta exhibición Yo no sé qué esperaban que hiciera. Quizá pensaban que no pelearía de la misma manera que ellos. Estaban tan orgullosos de ganar siempre que no me dejaron nunca en paz y su persecución continuó en la escuela superior". Pero finalmente, un día, Ford sacó a relucir su reprimido enfado durante años y se libró de su agresor, empujándole escaleras abajo. Desde ese día nadie volvió a molestarle.