Desde su origen, el ser humano ha consumido con muchas plantas y hongos, para alimentarse y para sus curaciones. Un propósito alterno ha sido el usarlas como venenos para cazar. Alternativamente, aprendió a que con algunos extractos podía también obtener efectos alucinógenos que aliviaban su diario vivir, o utilizarlos para comunicarse con seres inmateriales superiores y conseguir con ello los poderes necesarios para predecir los fenómenos naturales y combatir más eficientemente a sus enemigos.
El nuevo uso de los venenos para eliminar a sus enemigos, es todavía una práctica, que aunque no muy común, eficiente. En esta historia ficticia, un asesino adicto a los alucinógenos, quien posee los pergaminos de los mejores envenenadores de la antigüedad, llega a un valle paradisiaco en Panamá, un atractivo país en el trópico. Este criminal continúa experimentando con plantas y hongos tropicales desconocidos le pueden proporcionar, y así pasar desapercibido ante los investigadores. Al tiempo, intenta encontrar el elíxir ideal que retrase el envejecimiento y que a dosis diferentes sea un veneno letal e indetectable. Sin embargo, este sujeto tiene una fecha límite para encontrar una persona a quien transmitirle los secretos, sino, su muerte será lenta y espantosa.
El nuevo uso de los venenos para eliminar a sus enemigos, es todavía una práctica, que aunque no muy común, eficiente. En esta historia ficticia, un asesino adicto a los alucinógenos, quien posee los pergaminos de los mejores envenenadores de la antigüedad, llega a un valle paradisiaco en Panamá, un atractivo país en el trópico. Este criminal continúa experimentando con plantas y hongos tropicales desconocidos le pueden proporcionar, y así pasar desapercibido ante los investigadores. Al tiempo, intenta encontrar el elíxir ideal que retrase el envejecimiento y que a dosis diferentes sea un veneno letal e indetectable. Sin embargo, este sujeto tiene una fecha límite para encontrar una persona a quien transmitirle los secretos, sino, su muerte será lenta y espantosa.
